Del costurón de un palmo a una incisión de un centímetro y medio. Y, mejor aún, camuflada en el ombligo u oculta en la vagina. Esta es la evolución que está teniendo la cirugía abdominal (extirpaciones de vesículas, piedras de riñón, apéndices). El caso extremo -que es en el que está trabajando de manera pionera en Europa en el Hospital de Son Llàtzer de Palma de Mallorca- es la llamada cirugía NOTES (acrónimo inglés que responde a Cirugía Transluminal a través de Orificios Naturales).
La técnica tiene una parte tecnológica muy importante, señala José Francisco Noguera, que lidera el equipo que investiga en esta técnica en el Instituto Universitario de Investigación en Ciencias de la Salud (Iunics), el organismo que ha organizado la demostración para los periodistas. En concreto, se refiere a la posibilidad de usar laparoscopios articulados. Estas piezas (unos tubos largos que a simple vista (las piezas que a través de un orificio mínimo se introducen en el abdomen y que incluyen la luz, la cámara (los médicos no miran en el abdomen del paciente; trabajan guiados por lo que ven en un monitor), las tenazas, bisturíes o grapas que van a necesitar en la operación.
El proceso ha sido gradual, y el propio Noguera no descarta -aún a pie de quirófano- que una intervención se complique y haya que recurrir a la laparoscopia tradicional (en la que se hacen varias incisiones, tres o cuatro, por la que se introduce el instrumental) o incluso al corte tradicional. En el caso que se muestra, se utiliza lo que llaman cirugía de puerto [acceso] único: se hace una incisión en el ombligo de un centímetro y medio de diámetro -algo más que el ancho de un dedo gordo-, y se le acopla una pieza, una especie de tapón, con varios agujeritos. Por ellos se meten los laparoscopios. Es casi el paso anterior a la cirugía NOTES propiamente dicha, cuando se haga sin ese tapón, con un solo dispositivo que sirva para todo, y por la vagina o el colon.
El objetivo del estudio es determinar si, aparte de ser igual de eficaces quirúrgicamente, estas técnicas -que en Europa han experimentado ya unos 250 pacientes, de los que 50 los ha operado el equipo de Baleares- permiten una recuperación más rápida y mejor, sin alguno de los efectos secundarios, como las adherencias que se producen en la cara interna del tejido de la cicatriz. "Antes la paciente tenía que haberse quedado varios días en el hospital; ahora basta con que esté unas horas", indica el médico.
Todos los que participan en el trabajo insisten en la eficacia y seguridad, pero admiten que al final también hay una motivación estética. De hecho, esa fue la causa por la que se empezó. La vagina ya se usa como vía de acceso -"es fácil de esterilizar", señala el médico-, pero la idea es que en el futuro las operaciones se hagan desde dentro: por el colon, el esófago o el sistema urinario. Si es que todo va como se espera.
**Publicado en "El Pais"