Las plegarias y rezos en el Budismo Zen. Conexión íntima con el Buda y el universo

Por Chocobuda

El Soto Zen es una religión que contempla la realidad, pero no en el sentido crudo de la ciencia; sino más una realidad espiritual en donde todo está interconectado y todo es interdependiente. Abrazamos todas las formas de vida corpórea o no como parte del Buda que somos todos. Esa energía espiritual la sentimos y la aceptamos de forma consciente, pero también religiosa. Y para eso sirven las plegarias y rezos en el Budismo Zen.

En el Zen tenemos distintas prácticas destinadas a despertar nuestra verdadera naturaleza y conectarnos con el universo. Entre estas prácticas, las plegarias y rezos ocupan un lugar especial. Aunque en la superficie, el Zen parece centrarse exclusivamente en la Shikantaza y la atención plena, la recitación de sutras, mantras y dharanis tiene un profundo significado.

Cada vez que digo Namo Amituofo o Namo Amida Butsu, por ejemplo, estoy haciendo una plegaria que incluye a Amida Buda en cada instante de mi vida, porque no estoy separado de él.

La razón por la que escribo esto es porque a muchos nos cuesta trabajo hacer plegarias y rezos. Las sentimos como charlatanería o pseudo ciencia y de inmediato las descartamos. Incluso nos burlamos. Pero son parte integral del Zen, así que no las podemos desechar del todo. Más bien hay que esforzarnos para incluirlas en nuestra práctica personal.

Las plegarias y rezos en el Budismo Zen son una forma viva de manifestar nuestra compasión y deseo de bienestar para todos los seres.

Las enseñanzas de Dogen Zenji en Bendowa

Dogen Zenji, nuestro maestro fundador de la escuela Soto Zen en Japón, nos dice en su obra Bendowa que las plegarias no son necesarias para alcanzar la práctica y aún menos para llegar a la iluminación. Su enfoque estaba en la práctica de Shikantaza (solo sentarse) y en vivir activamente la compasión. Según Dogen, somos los responsables directos de nuestra felicidad y cuidado; la iluminación no depende de las plegarias, sino de nuestra práctica sincera y cotidiana.

Sin embargo, en la tradición Zen, recitamos el Sutra del Corazón, el El Sutra de Diez Versos A Kanzeon, el Mantra de Jizo, Dedicatoria de Méritos, Metta Bhavana y varios mantras y dharanis. A simple vista, esto podría parecer una contradicción, pero en realidad, no lo es. Las plegarias y recitaciones no son un medio para obtener favores de los budas o bodhisattvas. Más bien, son una forma de resonar con la energía compasiva del universo y de recordar nuestra interconexión con todas las cosas.

El misterio del universo y la Unidad de Todo

Hay aspectos del universo que no pueden ser comprendidos completamente por la mente consciente. La interconexión de todas las cosas, la energía que fluye a través de cada partícula de existencia, es algo que solo puede ser experimentado directamente. En el Zen, reconocemos que todo está unido, todo es energía, todo es resonancia. Las plegarias son una forma de sintonizar con esta resonancia universal.

Cuando practicamos plegarias por el bienestar de alguien, no estamos simplemente pronunciando palabras. Estamos dedicando nuestra energía y práctica al bienestar de ese ser. A través de este acto, nos convertimos en un canal de compasión y amor. ¿Nuestras plegarias curarán a alguien de forma inmediata? No lo sabemos. Pero lo que sí sabemos es que nuestras intenciones y nuestra conexión con la vida se vuelven más profundas y sutiles.

La fuerza de las plegarias

Como seres humanos, somos criaturas de símbolos. Los mantras y las plegarias funcionan como señales que nos orientan en la dirección correcta. Nos recuerdan nuestras verdaderas intenciones y nos alinean con el camino del Buda. Al recitar plegarias, estamos sembrando semillas de compasión, esperanza y amor en el campo de nuestra mente y corazón.

Las plegarias nos ofrecen algo más allá de la acción externa; nos dan esperanza, guía y paz interna. Purifican nuestras intenciones y nos brindan fuerza para superar obstáculos y disminuir nuestro ego. Cuando recitamos una plegaria con devoción y sinceridad, establecemos un puente con lo más profundo de nuestra conciencia, despertando la conexión íntima con el Buda y la Triple Gema. Al saber que no hay separación entre Buda y tú, encontramos consuelo y fortaleza.

Es más, las plegarias forman parte tan importante de la práctica, que en el budismo Mahayana tenemos libros completos como el Bodhicaryavatara, de Shantideva, que es una plegaria enorme para motivarnos a ayudar a todos los seres sintientes.

¡Qué la virtud que he adquirido por hacer todo esto, libere cada sufrimiento de los seres sintientes!

¡Qué sea yo la medicina y el médico para el enfermo! ¡Qué yo sea su enfermero hasta que sus enfermedades nunca regresen.

¡Qué con una lluvia de comida y bebida pueda yo vencer las aflicciones del hambriento y el sediento! ¡Qué yo devenga comida y bebida durante el tiempo de hambruna!

¡Qué sea yo un tesoro inagotable para el destituido! Que permanezca en su presencia con formas diferentes de ayuda.

Por el bien de lograr el beneficio de todos los seres sintientes, entrego libremente mi cuerpo, mis disfrutes y todas mis virtudes de los tres tiempos.

La importancia de la práctica diaria

Antes de Zazen podemos dedicar unos minutos de nuestro día a hacer una pequeña plegaria por la liberación de todos los seres vivos. Quizá necesites un poco de fuerza para superar alguna dificultad. No tiene nada de malo. Con esto creamos un hábito que transforma nuestra perspectiva.

Te invito a practicar esto durante un mes, sin interrupción. Observa cómo este simple acto cambia tu forma de ver el mundo y a ti mismo. Al mantener viva esta práctica, estamos cultivando el campo de la mente, sembrando semillas que pueden florecer en compasión y sabiduría.

Una reflexión

Las plegarias y rezos en el Budismo Zen no son un medio para obtener algo externo a nosotros. Son una forma de conectar con la energía fundamental del universo y de recordar nuestra verdadera naturaleza. Al practicar con sinceridad y devoción, las plegarias nos ofrecen un camino hacia la paz interna, la compasión y la comprensión profunda de que todos somos uno con el cosmos.

El verdadero poder de las plegarias reside en nuestra intención y en la conexión que cultivamos con la vida. No importa si nuestras palabras llegan a cambiar el curso del destino; lo que importa es que, a través de las plegarias, nos transformamos a nosotros mismos, abriéndonos a la vastedad del amor y la compasión universales.

Así que, dedica unos minutos cada día a recitar una plegaria. No lo hagas por el resultado, sino por el simple acto de ofrecerte a la práctica. Deja que las palabras fluyan como una ofrenda sincera a todos los seres. Con el tiempo, descubrirás que las plegarias no son meras palabras ni charlatanería; sino el eco de tu corazón resonando con el corazón del universo y el corazón de Amida Buda.

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