La derrota por aplastamiento sufrida por el proyecto olímpico del Gobierno Rajoy representa un revés tan duro, que a estas horas sus responsables deben andar pensando en su futuro fuera de la política. Claro que eso sería si tuvieran un gramo de sensatez en sus cerebros, cuando en realidad han demostrado hasta la saciedad carecer de ella. La causa principal del ridículo planetario hecho en Buenos Aires por la España del PP y su Madrid 2020 ha sido el descrédito internacional de un Gobierno cuyas mentiras, engaños y disimulos son escarnecidos por la prensa del mundo entero y especialmente por la europea, que al contrario de lo que ocurre con sus homólogos en España no vacila en poner el dedo en la llaga una y otra vez en las desnudeces y miserias de un proyecto político, por llamarlo de alguna manera, rancio y fallido, conducido además por una banda de corruptos e incompetentes. Es así que esa llamada "marca España" compuesta de sol, toros y juerga pastillera que define el país que de modo suicida vende el Gobierno allende nuestras fronteras, ha acabado lógicamente por cuajar una imagen internacional de España como país poco confiable y dirigido por irresponsables. ¿Recuerdan cuando en los ochenta y primeros noventa nos llamaban "los alemanes del sur"? Qué lejos quedan aquellos tiempos de eficiencia y avances. En resumidas cuentas, en pocos años la derecha neofranquista ha logrado devolvernos al pasado más infame de este país, a la época de sus propios orígenes, cuando España era el apestado de Europa por causa del Régimen franquista. La humillación sufrida por las élites políticas y económicas españolas en Buenos Aires expresa toda la desconfianza acumulada hacia ellas en el ámbito internacional, y no solo en el estrictamente deportivo o del negocio-espectáculo que representan unas Olimpíadas. El mismo sábado por la noche, un periodista de la SER recordaba que unos días antes un miembro del COI con derecho a voto le preguntó cómo era posible que, "con la que estaba cayendo y con un 27% de paro, España pretendiera organizar unos Juegos Olímpicos". ¿Cómo es posible que el presidente del Gobierno de un país rescatado financieramente por la Unión Europea le diga al COI que su Gobierno "garantiza" el coste económico de los Juegos, y que cubrirá los gastos pendientes con cargo al presupuesto público? Pero la desconfianza hacia esa España no es solo política y económica. Hace mucho tiempo que los manidos éxitos del deporte español están en cuestión en todo el mundo... salvo en España. De las cuatro preguntas hechas a la candidatura española por los miembros del COI tras su presentación oficial, dos tuvieron que ver con el dopaje masivo en el deporte español, y de ellas una mencionaba directamente la destrucción de pruebas relacionadas con la Operación Puerto. Por ahí anda la ex atleta Marta Domínguez convertida en senadora del PP y exonerada oficialmente de toda culpa, ella que según las pruebas policiales ha sido la cabeza de la más importante red de distribución de sustancias dopantes en España, en comandita con el siniestro doctor Eufemiano Fuentes; es solo un ejemplo, entre otros muchos. Es a esta España arruinada, facha, tramposa y dirigida por corruptos a la que el COI ha dicho no. Y los ciudadanos conscientes y honrados deberíamos alegrarnos por ello. Mi enhorabuena a los madrileños y a los españoles en general. En la imagen que ilustra el post, bolsas de sangre de atletas requisadas por la Guardia Civil en la Operación Puerto, pruebas flagrantes de dopaje masivo en el atletismo de élite español, que posteriormente fueron destruidas por orden judicial.