La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) se supone que trabaja para los intereses ciudadanos, haciendo farmacovigilancia, pero en demasiadas ocasiones cuando un medicamento provoca daños o incluso muertes su actitud más bien protege a los fabricantes. Lo último que hemos descubierto, el fraude sanitario por el aluminio en las vacunas, así lo prueba.
Fijaos en el detalle. Lo que estamos contando es algo cuya dimensión es difícil de calcular. No sé cuántas vacunas llevan aluminio como adyuvante o potenciador de la actividad inmune del producto pero si en la Asociación de Afectados por Vacunas (AxV) han analizado dos (lotes de Infanrix), escogidas porque son las sospechosas de haber provocado la muerte de sus hijos y han obtenido datos que demuestran que no se nos cuenta la verdad, caben hacerse varias interrogaciones:
-Mucha casualidad sería. Entonces ¿cuántas fichas técnicas están mal hechas y de cuántas vacunas?
-Y las de los demás medicamentos también están “confundidas”?
-¿Sólo se han confundido los responsables de elaborar esas fichas técnicas en un sólo componente, el aluminio? Porque las vacunas analizadas por AxV tienen muchos más componentes y las demás vacunas y los demás fármacos.
-¿Quienes son los responsables de ello?
-En primer lugar los fabricantes, que son quienes ofrecen los datos de sus productos sanitarios a la autoridad sanitaria (en Europa la Agencia Europea de Medicamentos, AEMPS in Spain).
-Y luego estas últimas que son al fin y al cabo quienes dan los permisos para que un medicamento se comercialice y en qué condiciones.
-En último (o penúltimo lugar porque los consumidores alguna responsabilidad tendremos también) los médicos que son quienes recomiendan o no un producto y lo recetan o no. En el caso de los pediatras si cabe más responsabilidad pues tienen la capacidad de conocer toda la verdad de las vacunas y demás fármacos pero algunas de sus sociedades “científicas” están más por ser agentes comerciales de los fabricantes de vacunas y medicamentos.
-Llegados a este punto debemos preguntarnos si es una negligencia o existe algún interés en que no sepamos la cantidad exacta de aluminio que llevan esos productos. Bueno, lo paradójico es que en los dos lotes ni siquiera coinciden las cantidades reales de aluminio.
-La preocupación por este metal pesado es porque es tóxico y como comentábamos desde hace unos años está documentándose científicamente la existencia del denominado Síndrome Inflamatorio Autoinmune Provocado por Adyuvantes (ASIA por sus siglas en inglés). Un síndrome provocado por sustancias como el aluminio que contienen muchas vacunas.
-¿Qué utilidad tiene el aluminio en una vacuna? Como hemos explicado es un adyuvante, es decir, sirve para ayudar al cuerpo a que genere más anticuerpos contra el virus que lleva la vacuna, lo que aumentaría la efectividad de esta.
Cabe preguntarse pues si las vacunas que llevan este metal no serían tan efectivas sin el mismo y por ello se añada. Quizá sea esta la razón por la que usar y abusar, como ha quedado acreditado, de este material. Y claro, si se abusa no ha de contarse y por ello la ficha técnica indica que “sólo” hay 0,5 miligramos cuando tras los análisis independientes observamos que hay lotes que pueden llevar hasta 1,5 miligramos ¡tres veces más y no lo comunican!
-¿Cómo calcularíamos el daño que puede producir? No es fácil determinar cual es la cantidad máxima que puede soportar un organismo. Cada uno es diferente de otro. Los defensores del uso del aluminio lo justifican con que la leche materna contiene más aluminio que las vacunas. Eso sí, aunque como “raros”, reconocen los daños de las vacunas con el metal. Además, lo sensato es tender a una sociedad menos contaminada.
-¿Cuántas vacunas con aluminio se han puesto en la historia de la humanidad? ¿A cuántas personas habrán afectado? Desde luego el secretismo y la presunta manipulación de los datos que se ofrecen a la ciudadanía no ayuda a resolver este problema y se vuelve contra quienes deseen hacer un buen uso de las vacunas.