Artículo original escrito por Jero Sánchez. Sígueme en Twitter.
La mayoría de los sistemas de productividad se basan en el concepto de tarea monolítica, es decir, que cada cosa que entra en nuestro sistema representa un todo indivisible, atómico. Tan es así que, cuando registramos una nueva tarea, normalmente asumimos que debe ser completada de una sola vez. El problema con esta idea es que, si una tarea es pesada, difícil o desagradable, es casi seguro que será carne de procrastinación, y la diferiremos una y otra vez.
Algunos sistemas como GTD tratan de paliar esta situación estableciendo la división de las tareas complejas –proyectos– en siguientes acciones físicas, con la esperanza de que se puedan llevar a cabo de forma sencilla y sin pensar. Es cierto que este “truco” funciona para una mayoría de tareas, pero resulta obvio que no funciona en muchas ocasiones, y ello es debido a que algunas acciones físicas son inherentemente complejas.
Hasta que empecé a trabajar con Autofocus reconozco que no había encontrado una solución clara a este dilema. Cuando me enfrentaba a una acción complicada muchas veces la ignoraba, generalmente por falta de tiempo o de energía. Psicológicamente se creaba una barrera invisible que me hacía rechazarla en favor de otras acciones más sencillas, que sabía podía concluir en un plazo de tiempo más o menos previsible.
¿Qué es lo que ha cambiado con el método de Mark Forster? Sencillamente, ya no me veo obligado a terminar cada cosa que empiezo. Tengo la libertad de iniciar cualquier tarea, trabajar el tiempo que considere oportuno o que me permitan las circunstancias, y detenerme para hacer otras cosas sin miedo a dejarlo a medias –justo de la misma forma en que haría un puzle. Y todo ello con la sensación de estar avanzando, al tachar la tarea antes de re-escribirla al final de la lista.
Autofocus promueve la idea de hacer poco muchas veces, en lugar de “hacer todo o nada” de GTD y otros sistemas productivos. Trabajar en modo “poco muchas veces” evita tener que hacer un análisis y desglose exhaustivo antes de añadir cualquier cosa a la o las listas. Dado que psicológicamente ya no me veo forzado a terminar lo que empiezo, el trabajo de análisis y definición de acciones físicas pasan a formar parte de la propia tarea.
Este modo de trabajo también reduce considerablemente el número de “proyectos” que tengo que gestionar, lo cual implica menos tiempo para mantener el sistema.
Definitivamente, la idea de hacer avanzar cada tarea en pequeños “golpes” es mucho más efectiva que utilizar siguientes acciones. Ahora que estoy diseñando mi sistema de productividad híbrido, debo decir que me quedo con la organización del trabajo en contextos de GTD, pero sin duda incluiré un proceso de revisión y ejecución de tareas como el de Autofocus.
¿Ya has probado el modo “hacer poco muchas veces”? ¿Sientes que procrastinas menos? Comparte tu experiencia en un comentario.
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