El objetivo de esta obra, más bien, es ofrecer una serie de confesiones ejemplares a un lector diverso, desde el iniciado en los misterios de esta catastrófica enfermedad, considerada por muchos el cáncer de la mente, hasta el que no sabría distinguirla de otras como la personalidad múltiple, el trastorno bipolar o el trastorno antisocial de la personalidad: lego, pues, en la materia, y presuntos cuerdos que sin embargo se verán sacudidos por la lectura de vivencias insólitas, y también tremendamente cercanas, casi íntimas; al fin y al cabo, la esquizofrenia afecta hoy a una gran cantidad de personas y muchos contamos entre nuestros allegados con personas aquejadas de esta enfermedad.
Sepa o no de esquizofrenia, estos relatos ayudarán al lector común a tender puentes hacia sí mismo, hacia el misterio de la mente y también hacia un amplio sector de la sociedad discriminado, por mitos, tabúes y temores sin justificación que la ignorancia ha provocado; un colectivo oculto aún, quién sabe si por hábito o indiferencia, tras el discurso dominante de la “normalidad”. A los más entendidos, sean enfermos, familiares o profesionales, el libro les aportará a su vez una singularidad: la de la voz del propio afectado, silenciada en gran parte de la bibliografía sobre la esquizofrenia y por extensión ausente de la sociedad, así como de buena parte de la comunidad terapéutica. Como se lamentaba un entrevistado: “A nadie se le ocurre que a un cojo le impidan desplazarse porque una parte de su capacidad motriz se haya deteriorado; a los enfermos de esquizofrenia, en cambio, se nos despoja de todo criterio, como si la afección temporal de una parte de nuestra mente nos impidiese desde entonces pensar y sentir en absoluto”.
Las voces del laberinto aspira a ser sobre todo un ejercicio de inmersión en la voz y la mirada del otro, en este caso el otro diferente, según y como el otro enajenado.
Texto extraído por Esther Sanz ( psicóloga clínica ) del libro Las voces del laberinto.