Los animales se han adaptado súper bien a las instalaciones y al clima. Os voy a dejar unas cuantas imágenes, para que veáis lo que hay. Yo salí encantada, con ganas de quedarme un ratito más.
Disfruté viendo los elefantes jugando en el agua y después rebozándose en el barro, los lémures son como peluches (me dieron ganas de cogerlos y abrazarlos), y las suricatas son graciosísimas. Las instalaciones me gustaron mucho, es como estar en contacto con los animales sin enrejados de por medio.
Desde mi humilde punto de vista, es el mejor zoo de los que he visitado.