Se cree que surgiría como una forma de aprovechar el exceso de leche, al igual que por el mismo motivo, conservación y aprovechamiento, se preparaban las cuajadas, los quesos, la mantequilla o los múltiples postres caseros, entre ellos la leche frita, uno de los más conocidos y tradicionales tanto del Pais Vasco, Cantabria, Asturias y la zona de Castilla y León.
Si mi memoria no me falla, la primera vez que lo probé fue en Valladolid en mi primera visita a tan histórica ciudad, tuvo lugar en un estupendo restaurante ubicado en la Plaza Mayor en el año 1978, entonces pensé ¿Cómo se puede freir la leche?.Aquella cena con los distribuidores de la empresa donde yo trabajaba quedó totalmente eclipsada (a excepción del postre) por la visión de tan monumental Plaza, cuadrada y porticada sobre columnas. Valladolid, es una ciudad realmente preciosa, no es de extrañar que Carlos I decidiera hacer de ella la capital del Imperio español (desde 1601 a 1606) y que Cervantes viviera y escribiera allí parte de la mejor obra de nuestra literatura, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha.
Curiosamente la Plaza Mayor de Valladolid fue plaza de mercado y escenario de celebraciones populares, como el Viejo Coso taurino, donde los antiguos palcos hoy en día están habitados. En Valladolid, vivió Cervantes y quizás allí escribió parte la mejor obra de nuestra literatura, El Ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha.
Ingenio gastronómico que no les faltaba a nuestros antepasados a la hora de realizar recetas, a la hora de conservar alimentos y aprovechar los recursos de la naturaleza…de inventar tan riquísimos postres, como la leche frita….
Nunca me había atrevido a prepararla, de vez en cuando me llega el “miedo escénico” del acabado final, el ¿seré capaz? que solemos tener quienes nos adentramos en los fogones con algunas recetas o técnicas hechas por primera vez. Y ésta era una de esas ocasiones, hasta que vi el PASO A PASO de mi amiga REME, magnifica bloguera, estupenda cocinera malagueña y bellísima persona. Gracias Reme, por éste empujoncito...
Este fin de semana pasado me decidí a prepararlo, pero cambiando los ingredientes que le dan aroma al postre, en vez de limón, lo hice con naranja y como apreciarán la inexperiencia contribuyó a que estéticamente no me quedaran demasiado bien, aunque he de decir que al natural y desde otro prisma se aprecia perfectamente la forma de "flor" de cada trozo.
¿Cómo lo preparé?
Ingredientes:
Medio litro de leche, 80 gr.de Maicena, la piel de una naranja (procurando que no tenga la parte blanca), 80 gr.de azúcar, una rama de canela, harina de trigo (para empanar), dos huevos medianos, aceite de oliva suave (para freir), azúcar y canela molida (para rebozar).
Los pasos que seguí:
En un vaso de leche fría diluir la maicena.Mientras endulzar el resto de la leche con el azúcar y ponerla a cocer, con la piel de la naranja y la canela llevándola a ebullición y retirándola del fuego dejarla un rato para que se infusione.Retirar la cáscara de la naranja y la rama de canela.Poner nuevamente el cazo en el fuego y cuando comience a hervir, echar el vaso de leche donde se ha disuelto la maicena, removiendo para que espese durante un minuto y apartar del fuego.Echar la leche en un recipiente rectangular que esté húmedo (así conseguiremos que se despegue fácilmente cuando haya que desmoldar), dejarlo enfriar y meterlo en el frigorífico (aconsejo de un día para otro, así cogerá más cuerpo). Una vez desmoldado hay que cortarlo en trozos, lo más habitual es darle forma cuadrada o rectangular yo usé unos moldes de hacer galletas en forma de flor (se pueden realizar del tamaño y forma que deseen). Echar en un recipiente la harina de trigo y en otro batir los huevos.Emborrizar cada trozo primero en harina, pasarlo por huevo batido y freírlos en abundante aceite caliente.Una vez dorados los trozos por ambos lados, pasarlo a un plato con papel de cocina, a fin de que absorba el aceite.Colocar en un plato azúcar con canela y rebozar los trozos, o bien espolvorear el azúcar y la canela por encima.
Un riquísimo postre, que pensándolo bien viene a ser unas croquetas dulces, unos trocitos de una bechamel dulce, de color dorado, con una textura cremosa y consistente, una delicia para el paladar
Málaga tiene algo en común con la antigua capital española, con Valladolid, y es que la catedral de ambas ciudades no etán terminadas. A la Catedral malagueña la llamamos “La Manquita”, La Santa Iglesia Catedral Basílica de la Encarnación es un grandioso templo, una de las joyas renacentistas renacentistas…inacabada; le falta una torre.Pues bien, a la Catedral de Valladolid, la llaman “La Inconclusa”, en el proyecto inicial del siglo XVI estaba concebida con cuatro torres y el proyecto de la obra quedó sin terminar, nunca se realizó la planta trazada por Herrera, debido principalmente a la falta de recursos económicos.