Hace un tiempo, si lo recordáis, escribí un post sobre mi pasión por la lectura y la dificultad para combinarla con la labor. El tejer y el leer parecían no ser compatibles, pero todo es posible en una mente organizada y deseosa como la mía. He llegado a ser capaz de combinar las pasiones, ello supone un ligero abandono en la labor, ¡no os voy a engañar!, pero la satisfacción se ha duplicado. Por eso mismo he creado la pestaña de LECTURAS, para ir recopilando mis libros leídos, junto a las labores creadas, para que veáis que es posible y no dejéis de hacerlo. Cualquier reseña que necesitéis de los libros que aparecen, no dudéis en pedir y os lo cuento. Recordad, lo mejor de la lectura es el compartir.
Leía en el País el otro día un artículode Patrícia Peyró sobre los “anotadores de libros”. He aquí una de ellas. Leo con lápiz y papel en mano, siempre. Subrayando, anotando, poniendo asteriscos, notas, buscando información e imprimiéndola y dejándola en la página en cuestión… Estudio cada libro que cae en mis manos, sí. Y ese proceso lento, igual que tejer calcetines con cinco agujas, es lo que me da la paz que mi mente necesita. Leer, anotar, parar, pensar. Volver a leer. Soy metódica, lo sabéis. Pero pienso que los libros hay que vivirlos y lo mejor para interiorizarlos es escribir en ellos, hacerlos tuyos y luego compartirlos. Volver a ellos con los años y releerlos (revivirlos) a través de tus propias notas. Ver cómo has cambiado, cómo ahora lo vives distinto. Una Esther diferente se enfrenta a unas notas de otra Esther. Por eso también es bonito compartir libros con los que quieres, porque viendo sus notas entiendes cómo esa persona ha vivido el libro y cómo llega a ti de manera distinta. Porque el mismo libro nos abduce de mil maneras. Como a Elena Medel con la antología de Machado de su madre, lo mismo.
Las fotografias son pequeñas partes de mi humilde biblioteca.