Mi amigo telemático Lluís Rey, alias Tiritinyam, buen y sensible gastrónomo, mejor persona, propone que los blogs que nos dedicamos al comer y beber apoyemos la iniciativa de la Fundació del Banc d'Aliments para los próximos 30 de noviembre y 1 de diciembre. Se trata del Gran Recapte d'Aliments y el objetivo es claro: recoger cuanta legumbre seca, aceite, leche y latas de conserva de pescado sea posible para la gente que tiene que abastecerse en el Banc. Son alimentos de alto valor nutritivo, básicos en la dieta, sencillos de almacenar y de repartir. El pequeño reto, nos propone Lluís, es preparar una receta con alguno de estos cuatro ingredientes. Y publicarla, animando a todos los que la leáis a hacer vuestro donativo. ¡Vamos allá!
Se trata de una receta de la abuela de mi mujer, lentejas a la francesa, sencilla y sabrosa. Lentejas (si es posible, nuevas: saben y cuecen mejor), en este caso de Albacete, que no está en Francia. Para seis personas, medio Kg en el mercado, que me costaron 1,24€. Se ponen a remojo la noche anterior. Por lo menos 12 horas. En la cazuela, se rehoga en aceite cebolla cortada bien fina. Cuando está dorada, se añade un tomate, también desmenuzado. Cuando están en su punto, se añaden las lentejas, previamente coladas (por favor...), se cubren de agua (que sobresalga por lo menos un dedo por encima de las lentejas), y que arranque el herbor. Al cabo de una hora, se añade tomillo en rama, un poco de laurel y tres ajos enteros con su piel más fina. Que pase otra horita. Mientras, se fríe una rebanada de pan de payés y se pone en el mortero. Se le echa un buen chorretón de vinagre de vino y se machaca bien machacada. Se añade a las lentejas. Se rectifica de sal. Se apaga el fuego. Se remueve bien, se deja reposar unos minutos. Y a la mesa. Ricas, sencillas, sabrosas, fáciles de digerir, sin grasa animal. Calculo que salió la cosa a 50 céntimos la ración.
Y nada, a beber a ciegas, quiero decir sin haber leído nada de la parte técnica de los dos vinos. Valorando solo lo que la copa me daba. Junto a las lentejas y el pan, por supuesto. Mis notas, sin filtrar: "eco, parece de cepas mucho más nuevas que el no eco. No eco, lo pone la etiqueta: cepas viejas en altura. Noto mayor volumen en boca en el eco que en el no eco, más lábil, más fluido el no eco. Tiene más calidad de vino el no eco que el eco. Para mí, sin dudas. Es más fresco el no eco que el eco. El alcohol, que es el mismo, pesa más en boca en el eco que en el no eco. Brezo, mora, en el no eco. En el eco huelo a jabón de Marsella y sigue pesando más, tiene más densidad y proteína, en boca y en nariz, el eco. Un punto de pimienta roja en el no eco. Sigue la grosella roja, el frescor y la agilidad en el no eco, es sencillo y agradable, sin complicaciones y a buen precio. 11 meses de reposo le sientan bien. Con sinceridad, el eco todavía no aporta nada al consumidor, por lo menos a nivel organoléptico y gustativo. A la marca, ya no sé..."
Cuando termino de escribir estas notas, miro la página web de Castaño. El eco procede de viñedos a 750 metros (fincas sin nombre), suelo pedregoso-calizo, de cepas de una edad media de 15 años, una densidad media de plantación de 1600 cepas/Ha y sin maceración carbónica en su vinificación. El no eco procede de viñedos con nombre y apellidos, a la misma altura y en el mismo tipo de suelo, pero con una densidad media de 2500 cepas/Ha y una edad media de 30 años en sus cepas. El 25% de su vinificación se hace con maceración carbónica. Saquen ustedes sus conclusiones. Yo ya he sacado las mías. Algo me duele, pero las he sacado.