Leonardo Glass Cube es un innovador ejemplo de arquitectura corporativa que acoge la empresaa Glaskoch, distribuidora de diseño de artículos de cristal y regalo bajo la marca “Leonardo”, que da nombre al edificio. Este proyecto fue desarrollado por el estudio de arquitectura alemán 3deluxe y construido por Rosskopf & Partner AG, entre 2004 y 2007.
Este complejo arquitectónico cuenta con una superficie exterior de 5.600m² y una interior de 2.800m². Su altura es de 11 metros por encima de la superficie (techo de 7 metros de altura), con una longitud de lado de 40×40 metros. Puede albergar hasta 900 personas y está habilitado para usarse como sede central de la empresa, centro de exposiciones, lugar de conferencias, y celebración de eventos.
La estructura arquitectónica del Leonardo Glass Cube se compone de dos elementos en contraste: una cubierta exterior cuadrangular de motivos geométricos que se contrapone a las formas libres onduladas en el interior donde no hay juntas ni esquinas, sólo la sensación de una continuidad sin fin.
Las 4 fachadas están formadas por láminas de vidrio de 2×6 metros, dotadas de una tecnología que permite incrustar en una capa interior del mismo cualquier logotipo o textura corporativa, que en este caso logra crear una nebulosa azulada que se percibe con detalle al ocaso. Además En este proyecto se ha incorporado por primera vez el material de piedra acrílica HI-MACS para la fachada, que no se ve afectado en modo alguno por las condiciones meteorológicas y que debido a su maleabilidad termoplástica ha permitido diseñar líneas de estilo futurista que emergen de nuevo de forma tridimensional en las columnas del interior.
Las estructuras esculturales del interior, conocidas como “genetics”, son el motivo principal del proyecto. Estas columnas orgánicas de color blanco se desdibujan en 4 y radios uniendo las diferentes zonas del edificio, pero no cumplen ninguna función estructural como podría llegar a parecer. Fabricadas a partir del mismo material mineral utilizado en las líneas curvas de la fachada, las columnas precisaban una superficie sin juntas moldeas perfectamente a medida mediante calor, para cuya producción de fabricaron modelos en tamaño original. Los ventanales crean la ilusión de una perfecta fusión con el entorno disolviendo el edificio poco a poco, fundiéndolo con el exterior en las mismas formas se deslizan sobre la fachada perdiendo una de sus dimensiones.
Por último las líneas curvas y onduladas del exterior de la fachada pasan del plano vertical al horizontal recorriendo el terreno natural gracias a las líneas de pavimento dibujadas en olor antracita. Esta estrategia dota de cohesión formal a la vez que logra su objetivo de fundir el medio con la arquitectura, convirtiéndose en un elemento imprescindible en el diseño de la estructura.
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