El universo poético de Leopoldo Panero es cruel y demoledor, pero también dulce e ingenuo, en el que la búsqueda de la palabra es una pura entelequia. Nada podrá vencer al silencio parece decirnos el poeta. Nada, ni tan siquiera la palabra sobre una página en blanco. Condenados al olvido, nuestra única artimaña es intentar vencer a nuestra sombra, porque como nosotros, tampoco es infinita. Hay en este poemario un léxico cargado de hondo significado. En Sombra, la agrupación de las palabras no es inocente, y todo guarda su orden ceremonioso y ceremonial en pos de la última meta: el hombre y su soledad, el hombre frente a sus mitos o el hombre contra sí mismo. Todos esos tipos de hombre transitan por los versos de este poemario, y lo hacen, como ese viento pérfido del oeste que se cuela por las ventanas abiertas para dejarnos helados. Aquí no hay venas que cortar, pues estas ya no poseen sangre. Todo es distinto en Sombra, como si estuviésemos asistiendo a ese terror del alma negra que Panero nos anuncia en uno de sus poemas: «Moriré sin pensar sobre la página,/ Mudo como un cadáver/ En el secreto del bosque». Quizá no haya más secreto que el silencio para intentar vencer a la oscuridad del bosque.
Ángel Silvelo Gabriel.