Liberándonos del tabaco

Por Javier Rojo @blogtueii

Hace unos días se celebró el Día Mundial Sin Tabaco (31 de mayo). Una jornada que para muchos simboliza una liberación de sus ataduras con la nicotina, y para otros un recordatorio vitalicio de su particular conflicto. Es, sin duda, un tema de conversación habitual, candente en la sociedad, pero sobre todo motivo de sufrimiento para aquellos que desean tomar una decisión pero se ven invalidados por la adicción.

Se ha investigado, divulgado, escrito sobre los efectos nocivos del tabaco, cómo nos afecta, sus componentes,… Metafóricamente un cigarrillo está compuesto de conducta adictiva, de frustración, de estrés o ansiedad,… y últimamente de aislamiento y reproches por cómo está etiquetando la sociedad a las personas fumadoras.

La conducta adictiva, la que dificulta abandonar este hábito, tiene la capacidad de generar bienestar y satisfacción inmediata. Llegando a causar dependencia del cigarro, hábito compulsivo, pérdida de control. Lo que es un riesgo para la salud física y psicológica de la persona.

Los autores Gossop y Grant (1990) desmenuzan el concepto de adicción en diferentes elementos:

1. Sentimiento de compulsión para realizar una determinada conducta.
2. Capacidad deteriorada para controlar esa conducta.
3. Intenso malestar y alteración emocional cuando esa conducta se abandona o trata de evitarse.
4. Persistencia en la conducta a pesar de conocer los perjuicios constatados de llevarla a cabo.

Pero, ¿pueden ser algunas personas más vulnerables a la hora de comenzar a fumar? ¿Las conductas adictivas tienen que ver con nuestro estado de ánimo, las situaciones que vivimos o los rasgos de personalidad? Hasta ahora, sabemos que personas con diferentes rasgos de personalidad han sido, y/o son adictos, no existen resultados concluyentes al respecto. Pero algunos rasgos en concreto pueden fomentar el desarrollo de las adicciones, por lo que se aprecia desde el campo clínico (no nos centramos únicamente en el tabaco). En concreto podemos hablar de:

  • Aislamiento social. Evitar relacionarse con otras personas.
  • Pobre gestión del estrés y las emociones.
  • Estilos de afrontamiento pasivos.
  • Baja tolerancia a la frustración.
  • Toma de decisiones basada en idealizaciones.
  • Impulsividad.

Se trata de aportar una idea general. Pues explicar la conducta adictiva, causas y consecuencias nos llevaría mucho más tiempo y detenimiento.

El tabaco, es por tanto, el centro de atención de la vida de un fumador, y no irá a lugar alguno, ni hará nada en lo que no se contemple la acción de fumar. A pesar de tener amplio conocimiento de lo que he expuesto, además de otros efectos nocivos, publicitados hasta la saciedad. Un dato más de la red que abarca este hábito y de sus consecuencias en nosotros. De ahí, la frase de ex-fumadores “me he liberado”. Pero cómo podemos liberarnos,… La toma de decisión es clave, tal y como expliqué en el artículo anterior.

Es temido el estado de ansiedad e irritabilidad posterior. Podemos hablar de síndrome de abstinencia al dejar de fumar, aunque no aparece en todos los casos, ni de la misma manera. Es posible superarlo y abandonar el hábito de fumar, muchos son los ejemplos de ello.

En realidad el mayor impedimento son las justificaciones, las excusas, nuestras propias trampas. “Un sólo cigarro no cuenta”, “no va a pasar nada sin fumo un par de cigarros al día”, “No voy a poder dejarlo, para qué intentarlo”, “Otros tienen vicios peores”, “de algo hay que morir”, “necesito fumar”, “cómo me voy a plantear toda la vida sin fumar” etc. Son las piedras en el camino, que tienen más fuerza que la ansiedad sentida al dejarlo. Indican que la decisión no está afianzada, que no existe intención veraz, además de justificar la adicción y el continuar fumando.

A lo largo del artículo, he mencionado en varias ocasiones la palabra “hábito”, para aclarar cómo se forma esa conducta ligada al tabaco y como es posible también abandonarlo, tener éxito y liberarse. A continuación , anoto algunos consejos práctico, un guión a seguir cuando estéis listos y vuestra decisión sea en firme. (Este guión no debe de prolongarse más de 15 días en el tiempo). En ocasiones es necesario dejarse ayudar y orientar, por un profesional experto.

  • Hacer una lista de los beneficios y perjuicios de fumar.
  • Pensar cuándo fumáis y por qué. Qué se siente para necesitar el tabaco.
  • Marcar una fecha para cumplir el objetivo de abandonar ese hábito.
  • Comunicárselo a los allegados.
  • Llevar una dieta sana,beber mucho agua y hacer ejercicio.
  • Evitar lugares donde se permita fumar.
  • Si es posible no elegir sustitutos del tabaco.
  • Deshacerse de ceniceros, mecheros y tabaco que se tenga al alcance.
  • Despedirse del tabaco. Cumplir con la fecha marcada anteriormente.
  • Actitud optimista y confianza en unos mismo.

Victoria S. Mújica

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