Límites de la Corrección de Textos: Lo Correcto, lo Adecuado y lo Recomendado

Por Leonardo Peña García @thelexworld

En el artículo de la semana pasada, vimos los distintos tipos de corrección que existen. La corrección de textos es una labor de precisión y mucha dedicación, pero en las últimas décadas sus límites se han vuelto confusos. Es común que se mezcle la labor de un corrector de textos con la del editor, la del corrector de estilo, el redactor y otras tantas labores del sector editorial.

Por supuesto, esto ha tenido distintas causas:

La Tecnología ha puesto al alcance de todos la capacidad de poseer ordenadores y programas de edición de texto. Esto ha simplificado de gran manera la forma en que funcionaban las editoriales, haciendo que se fundan unas áreas con otras.

La Economía que buscan muchos clientes, hace que pidan a un solo corrector la labor de edición, corrección de ortografía y estilo. A primera vista, parece una decisión sensata, pero si tomamos en cuenta que cada fase de la corrección es un filtro, esto se convierte en un riesgo para la calidad.

La Educación en la materia que poseen los correctores es muy variada. La gran mayoría son autodidactas, lo que supone un desconocimiento de los procesos y límites de la corrección. No es extraño encontrar correctores que ofrecen servicios de edición o incluso de reescritura de textos.

La corrección de textos necesita límites definidos, por el bien de todos los que participan en ella. Por el lado de los clientes, para no arriesgarse a publicar con errores, uniendo todo el proceso de edición en uno solo. Para los correctores también es vital, porque confusiones y permite ofrecer un servicio más preciso con un pago justo.

En el caso de los correctores, es importante analizar las distintas decisiones que se toman en el proceso de corrección. No es fácil corregir un texto, sobre todo porque muchas veces el corrector recibe un borrador en lugar de un texto bien escrito.

Por eso, vale establecer de manera breve las fases en la que se puede encontrar un escrito enviado por el cliente:

El estado más simple de un texto, solo contiene las ideas y sin ningún orden lógico. Un texto como este no necesita corrección, necesita escribirse primero, para dar forma al primer borrador. Luego, este borrador debe pasar por más fases antes de ser pulido y quedar como un escrito de calidad.

El borrador es la primera versión de un texto. Las ideas que existían en el boceto ya han sido ordenadas y redactadas de manera sencilla. Sin embargo, el texto todavía requiere de varias lecturas y ajustes para quedar dotado de una estructura óptima. Recién entonces podrán corregirse los detalles de gramática y el uso de las palabras.

El texto editado consta ya de una buena estructura y de ideas bien ordenadas. Este es el escrito que debería recibir un corrector de textos, para poder pasar directamente a su tarea de corregir. Se revisarán las faltas gramaticales y los errores ortográficos, tales como acentuación y uso de los signos de puntuación. También se puede efectuar una corrección en el estilo y el uso de las palabras.

Es la última versión del texto antes de su publicación. Por lo general, textos cortos y publicitarios solo requieren de una última revisión del editor. Los textos más largos necesitan de una corrección más, ya que debido a su extensión podría haber pasado desapercibida alguna falla. Los textos académicos y especializados pasarán a una corrección ortotipográfica.

El Criterio del Corrector

Como podemos ver, el texto inicial puede encontrarse en distintas etapas. El corrector debería recibir un escrito editado y con las ideas ordenadas para empezar a trabajar. En caso contrario, si se siente capacitado, puede ofrecer el servicio de escritura o reescritura al cliente, pero este proceso es independiente al de corrección.

Ya con el texto listo para corregir, es necesario establecer un criterio para trabajar. Si existe un manual de estilo proporcionado con el texto, habrá que adecuarse al mismo. En caso contrario, hay diferentes aspectos de la corrección que sería preciso considerar:

Lo Correcto y lo Incorrecto

La tarea primordial de cualquier corrector de textos es corregir las erratas. Una errata es una falta que va contra las reglas de ortografía y gramática. Son errores que se verían de mal gusto en un texto y serían notados con facilidad por quien lo lea. Para reparar estas erratas, el corrector se vale de sus conocimientos y fuentes de consulta en línea.

Lo Adecuado y lo Inadecuado

Más allá de lo incorrecto, existen ciertas nociones adicionales a tomar en cuenta en la corrección. Aspectos como el uso de los conectores, la variedad léxica, los vicios de redacción, deben ser ajustados en esta etapa. Estas fallas, sin caer en lo incorrecto, obstaculizan la buena comprensión de un escrito y deben ser reparadas por el corrector.

Lo Recomendable

Una vez ajustadas las erratas y los vicios de redacción, el corrector se hallará frente a una encrucijada. El texto ya es correcto, carece de errores, pero al corrector le sigue pareciendo que se podría mejorar. Aquí es donde tenemos que hacer un alto para no caer en la sobrecorrección. Cualquier cambio que vaya más allá de lo incorrecto y lo inadecuado, debe ser incluido como recomendación al autor.

El Estilo del Corrector

Por supuesto, es indudable que el corrector posee un alto nivel de redacción, debido a su conocimiento de la lengua. Pero esto no significa que deba sobrecorregir los textos, o aún peor, reescribirlos de acuerdo a su gusto, cambiando palabras sin ningún miramiento. Eso sería atentar contra el estilo del autor y reemplazarlo por el del corrector.

Además, al caer en la reescritura, el corrector se sabotea a sí mismo, ya que la reescritura es un servicio adicional al de corrección. Se puede incluir esos cambios como recomendaciones al autor, ofreciéndole el servicio de reescritura si este lo desea. Evitemos reescribir de manera espontánea, para no complicar el proceso de corrección más allá de lo debido.

Marcar límites en la labor del corrector es necesario y beneficioso, tanto para el proceso de corrección como para los resultados. Solo así se puede garantizar al cliente la máxima precisión y el respeto al estilo de escritura del autor. Los clientes, por supuesto, deben comprender esto y asumir que la reescritura es un servicio distinto y adicional a la corrección de un texto.

Eso es todo por ahora. ¡Un saludo!