LINAJE JERÁRQUICO:
CURADOR
Individuo que, de manera cristalina y en consonancia con leyes de la evolución superior, actúa como canal para que las energías de cura se expresen en el mundo concreto. Por lo general, todos aquellos que, desapegados de las experiencias terrestres, se manifiestan en la vida material como almas, son instrumentos de cura para sus semejantes y para el planeta. La formación de un curador es gradual; sobreviene de la maduración del alma y del yo consciente; es guiada por el núcleo de conciencia cósmica del individuo y por los Instructores que habitan los planos internos de la existencia. Para esa formacion, no hay escuelas en el plano físico.
Las Jerarquias de Cura son contactadas cuando se tiene como prioridad la búsqueda de unión con la propia esencia, y cuando esa búsqueda prevalece sobre cualquier otro objetivo o actividad. Hay curadores, conciencias inmateriales, que canalizan hacia la Tierra energías de transformación y le permiten sintonizarse mejor con la vida cósmica. Son Entidades elevadas, Logoi ó mónadas vinculadas a centros planetarios, conciencias capacitadas para recibir e irradiar las energías cósmicas con la potencia y la pureza requeridas para la cura. Por lo tanto, hay curadores que captan directamente las energías sublimes de cura, mientras que otros las reciben filtradas y se encargan de traerlas hasta el plano físico. Pueden estar encarnados o en los niveles sutiles; algunos de ellos se materializan cuando es necesario.
La verdadera cura se opera cuando se busca tan sólo la unión con la esencia sin ninguna otra ambición. Un curador expresa armonía, y así cura dondequiera que esté. La conciencia del curador es como un espejo. Sus centros de energía transmiten la pulsación del fluído eléctrico; por eso, reconoce la forma como forma y la esencia como esencia. Se polariza en esferas abstractas; encuentra su posición en el plano monádico y se convierte en conducto de su energía. Sus cuerpos deben estar afinados para soportar la tensión requerida. El curador reconoce el valor de los ciclos y, según las leyes del universo en donde actúa, combina la pulsación interna con la receptividad de la forma.
El mundo interior no se deja tocar por los movimientos de la materia; sin embargo, la transfigura al impregnarla de su vibración superior. El curador se mantiene vacío de conceptos y expectativas, pues reconoce el poder de captación-transmisión. Hoy en día, las perturbaciones de los niveles intermedios de conciencia son muy intensas, y por ello el curador protege sus cuerpos, destinándolos exclusivamente al cumplimiento de la tarea indicada. Sin embargo, cuando percibe una necesidad no escatima esfuerzos para suplirla - esa es la Ley Espiritual. El curador trabaja en cooperación con la vida en las esferas supramentales y percibe el mecanismo de reflexión de las corrientes cósmicas en los sucesivos estratos en los que habita. Actúa de acuerdo con la ley de afinidad, y de esa manera conduce el fluido eléctrico hacia el interior de la forma que precisa ser armonizada. Conoce el valor del toque, por lo tanto, cuida la calidad de sus emanaciones. Su pensamiento tiene gran poder, pues él lo conduce por vías rectilíneas. Puede actuar a distancia, y no se basa en las leyes materiales. Al trascender la identificación con el mundo formal, encuentra las claves de los procesos alquímicos que se realizan por su intermedio. Trabaja el lado oculto de la vida, sintonizado con las leyes que rigen la manifestación del mundo tangible. Su conciencia está inmersa en lo Infinito; así puede ser canal de impulsos trascendentes. Conoce las leyes para la transustanciación de la materia, pero, en general, las emplea de modo inconsciente.
El curador trabaja con fuegos, y por medio de ellos expulsa las vibraciones espúrias. Al igual que el fuego del espacio, él actúa en silencio, pues sus anhelos fueron consumidos hace mucho por las llamas del despertar interior.
Fuente: LÉXICO ESOTÉRICO, de Trigueirinho