Lo que el arte enseña sobre economía familiar.

Por Paula Lesina

Los primeros días de un nuevo año, abren un espacio de reflexión sobre los propósitos tan esmerada y pasionalmente formulados durante diciembre. El fin del año demarca una barrera psicológica muy clara para la gran mayoría de los mortales: superada la intoxicación alimenticia y moderado el optimismo de los objetivos formulados en hermosas listas, llega el momento de re-encontrarse con la rutina cotidiana percibiéndola en su dimensión menos efervescente. Entonces, mientras transcurre enero, descubrimos con un asombro inocente los estragos del síndrome de culminación: esa sensación irresponsablemente liberadora de terminar con una etapa. La ropa ajusta demasiado y la economía familiar intenta sobreponerse a la avalancha de compras irracionales que hace menos de un mes parecían estrictamente necesarias. Bienvenido año nuevo y con él, la necesidad de darle forma a los principios básicos de la economía familiar. 

El ahorro es una de las bellas artes.


Comiste pan dulce y turrones varios. Brindaste por los próximos doce meses despidiéndote del año con todos tus grupos de pertenencia y paseaste la tarjeta de crédito fuera de la billetera con esa liviandad que solo tiene tu yo festivo. Disfrutaste, reíste, te emocionaste con los niños de la familia abriendo regalos, con la esperanza mágica e irrepetible de la infancia brillando en la mirada... Cruzado el umbral imaginario del 31, te propongo que le concedas diez minutos a un ejercicio de la imaginación. Imagina la posibilidad de una vida transitada con más frugalidad. Fue mi única meta para este año y escribir sobre el tema le da forma de propósito a largo plazo: simplificar para vivir mejor.  Podría afirmar que la búsqueda de los caminos menos escabrosos y las soluciones más obvias es una de mis aspiraciones vitales. Me rebela la complicación como a otras personas les rebela la hipocresía que, si me permiten aseverar, es una de las formas de complicación espiritual. Claro que no siempre logro mirar la vida desde su costado más simple, especialmente cuando las situaciones tienen cargas emocionales fuertes. Pero lo intento con esmero desde que el nacimiento de Camilo me desplazó el eje del ego. Ser madre para mí es tener el ego un poco corrido hacia ese costado en el que primero están las necesidades de tu hijo y después, el resto del universo. En ese sentido, casi sin esfuerzo -ni renuncias que me duelan- puedo pensar en mí frugalmente. Sin embargo, hay un territorio que me es árido y desconocido: la organización financiera. Ese mundo lleno de números y siglas despierta el recelo de este espíritu letrado. Refugiada durante años en la excusa de ser "una persona de letras" genero un bloqueo inmediato cuando escucho hablar de índices, cotizaciones y rentas. Ojalá pudiera hacer el mismo bloqueo cuando pienso en chocolate...

Principios básicos y artísticos de la economía familiar. 


Ese déficit (vean cómo, casi con elegancia, voy incorporando el vocabulario de la sección financiera) ronda mis pensamientos desde hace semanas. Hasta que una tarde, mientras pintaba con Camilo, tuve un epifanía. Uno de esos instantes de lucidez en los que una idea, después de formularla con palabras, parece el más obvio de los principios. Nunca voy a dejar de insistir en el poder de la palabra. Y creo firmemente que el entrenamiento para verbalizar necesidades y deseos es uno de los legados que podemos dejar a nuestros hijos. En fin...verbalizada la cuestión, me pareció más fácil de abordar. Puede ser que no entienda de macro-economía, pero intento armonizar una familia y un pequeño emprendimiento, negarme a la organización financiera es tan necio como justificar el desconocimiento detrás de la excusa del pensamiento letrado. Te creé la intriga suficiente? Si persevero, vas a considerar que estoy a punto de re-escribir la visión utilitaria de Mill. Una expectativa difícil de cumplir, ya que lo único que puedo es pedirte que pensemos juntas en cómo organizar la economía de una familia para simplificar la vida cotidiana y vivir frugalmente.

1- Principio de unidad.


En primera instancia, quisiera aclarar una de las confusiones más extendidas respecto de la frugalidad: vivir frugalmente no significa vivir con privaciones. La privación es más una percepción psicológica que una carencia real. No pretendo a utilizar un ejemplo clásico y extendido, cuestionándote qué tan necesario es tener determinados bienes de consumo. Cuestiono qué tan necesario es percibir ese objeto como un objeto de deseo. Qué tan necesaria fue la prenda de vestir que elegiste en liquidaciones porque era baratísima y, en definitiva, ni siquiera te queda bien cuando te ves en tu propio espejo (porque los espejos de las tiendas tienen la misma cualidad maléfica que el de la bruja de Blanca Nieves). Cuando decidas llevar un registro minucioso de todos los gastos realizados, vas a tomar conciencia de la cantidad impensada de dinero que invertís en compras compulsivas de poco monto. En ese sentido, al igual que en el arte, el primer principio de la frugalidad familiar es el principio de composición, también llamado "principio de unidad".

Una obra de arte no es una cantidad atomizada de partes. La obra de arte es una composición armónica de partes percibidas como totalidad.

El mismo principio se aplica a una ciencia como la biología, a una disciplina alternativa de visión holística y a la economía de una familia. Para tener control sobre la totalidad del presupuesto de tu casa -o de tu negocio- necesitás llevar un registro pormenorizado de cada uno de los gastos realizados cotidianamente. Desde el consumo de electricidad mensual al postrecito de crema que compraste culposamente para la merienda en el jardín de infantes. Todo es relevante. La minucia suma y abulta el total. La improvisación funciona como técnica para despertar la creatividad pero no necesariamente toda improvisación puede ser considerada artística. El arte es composición, organización intencionada de letras, colores, formas y texturas. Una forma intencional de organizar el registro de gastos diarios es guardando las boletas de compra, consumos y servicios (en la cartera no vale porque se pierden. Tiene que ser una carpeta específica con este fin) para componer un gran cuadro unitario del presupuesto familiar acorde a los ingresos reales. Supongo que en el correr de los próximos meses, te iré contando cómo voy elaborando este presupuesto familiar.

2- Principio de contraste.


El contraste en una obra de arte dirige la mirada a lo esencial. Destaca un elemento de primordial importancia entre otros. En un discurso, cuando quiero decir algo realmente importante, no debería rodearlo de palabras innecesarias. Lo esencial tiene que estar rodeado de silencio. Siempre es preferible usar signos de puntuación -o bajar la voz y hacer una pausa- que exaltarse y excederse en descripciones. Es el mismo contraste que considero necesario en el diseño de un blog, el que nos permite percibir lo básico y eliminar lo superfluo. 

En fotografía, aprender a focalizar la mirada eliminado distracciones del fondo, planificando el escenario para disminuir "el ruido" y la contaminación visual es la forma en la que se establece el contraste. Ahora, este principio llevado a la vida frugal de una familia nos enseña a seleccionar cuidadosamente nuestras compras diferenciando las estrictamente necesarias de aquellas que significan un gasto en sí mismo. Porque tan fundamental como registrar todo lo que gastaste es saber en qué lo gastaste. Claro que establecer cuáles son las necesidades reales y cuales no puede ser un proceso complejo, que yo misma necesito esclarecer para luego,contártelo de la mejor forma posible.

3- Principio de equilibrio.

Los tres principios que seleccioné para describir son los que considero esenciales tanto en la creación artística como en la planificación del presupuesto familiar. Vivir con frugalidad es una decisión no una imposición de las circunstancias. Cuando realmente creemos en la posibilidad de vivir mejor consumiendo más reflexivamente, la frugalidad es una serie de acciones automatizadas por las cuales equilibramos los deseos que despierta la creciente oferta de objetos y servicios con nuestras propias necesidades. Las reales, no las que crea la publicidad. 

Equilibrar es comprender que no puedo criar a mi hijo aislado de los estímulos de la publicidad pero puedo enseñarle, lentamente, a diferenciar lo que necesita de lo que no necesita. Lo que debe comprarse para que nuestra casa funcione adecuadamente y lo que puede hacerse a mano o suplirse con ingenio. Lo que se manufactura y lo que puede ser edificado con la imaginación. El equilibrio es el más difícil de los principios para mí, que tiendo a la desmesura y cuando pretendo "equilibrarme" me excedo. Porque excederse en simplificaciones, también puede ser una debilidad del carácter.

Frugalidad a la carta.


Para gran cantidad de amas de casa que llevan adelante su hogar con unidad y equilibrio desde hace años, no estoy escribiendo nada nuevo. Lo asumo como una evidencia porque leo otros blogs y soy testigo del derroche de sentido común con el cual crean y escriben. Sin embargo, siempre es posible que pulule por aquí otra alma desmesurada, que pasó sus primeros treinta años sin preocuparse por nada que se relacione con la organización de sus finanzas. Y si como yo, esa alma entiende mejor la realidad desde la mirada artística...Entonces, le dedico esta entrada. Si lo que te problematiza no es el sinsentido del razonamiento sino decidir la veracidad de mi afirmación sobre la epifanía surgida durante el juego con mi hijo, te saco de dudas rápidamente. Mientras pintaba tuve una epifanía, escribir un post es un proceso de construcción. La visión original es la que nace borrosa en los momentos menos esperados. Escribir sobre estas impresiones requiere más que la espontaneidad de las revelaciones imprevistas.
Ya veo...tenés un blog y querés saber cómo se hace...O no tenés un blog pero te encantaría aprender a escribir un poco mejor... 
Si te interesa aprender a escribir sobre tus borrosas impresiones o si querés redactar una entrada con naturalidad, contando lo que mejor sabés hacer ya sea cocinar o hacer macramé, entonces te espero el miércoles, para que juntas analicemos cómo podemos escribir un tutorial DIY,