Amar y ser amado es un proceso natural. Como el acto de nacer y morir, sentir el agua o respirar en la mayoría de las personas. ¡El amor mueve el mundo! Sin embargo, dar y recibir amor a veces no nos resulta sencillo, en especial cuando (consciente o inconscientemente) hemos vivido ahuyentándolo y dando pie a conductas donde la posibilidad de regocijarnos en el amor es imposible.
El amor es tan natural, que no puede postergarse, sucede en este preciso instante ¡Ahora mismo! Es un acto de entrega, un llamado a vivir en cuerpo y espíritu el placer de compartir plenitud y dicha.
¿Cómo huimos de la experiencia del amor saboteandolo que tanto anhelamos? ¿por qué muchas veces no logramos construir relaciones positivas y estables?
Cuando el miedo aplasta al amorEl miedo a ser vulnerables hace que atentemos contra el afecto de nuestra pareja, familia, amigos y conocidos sin darnos cuenta. Bloqueamos nuestra capacidad para dar y recibir amor y caemos en conductas malsanas que destruyen cualquier proyecto de relación sana y estable.
3 conductas que destruyen nuestras relaciones:
1. La tendencia a retener una imagen idealizada del otro. Vivir esperando que nuestra pareja tenga una imagen llena de cualidades y virtudes y, que nos de lo que esperamos es indicio de una perspectiva del amor mal encaminada. Es como una estrategia para evitar exponernos emocionalmente y sin riesgo. Se establecen distancias y se fomentan diferencias en contra de nuestra pareja.
2. Criticarlo y juzgarlo todo indefinidamente. Las críticas excesivas se dan para sabotear nuestra relación en lugar de fomentar un lazo de intercambio amoroso. Las críticas destructivas se diferencian de las constructivas esencialmente porque las últimas buscan contribuir al crecimiento y bienestar de la pareja. Criticar en forma destructiva, en cambio, es un método de auto sabotaje que pretende distorsionar nuestros sentimientos y los de la otra persona, victimizarnos o hacernos pasar por el miembro de la relación que siempre se sacrifica. La finalidad es forzar a nuestra pareja a demostrar que realmente nos amapara lidiar así, con nuestro miedo a ser lastimados. Las críticas se transforman en cinismo, ironía, sarcasmo, lo cual acaba por destruir el amor. No somos quienes para emitir una opinión acerca de lo que la familia, los amigos y la pareja hacen. Todo es un espejo que nos refleja lo que somos. La rabia o la alegría que nos produce la conducta de alguien, está en nosotros.
3. Cerrarnos a las experiencias emocionales. Es un mecanismo de defensa ante lo que consideramos un ataque, nos separa de nuestros sentimientos y sale de recuerdos de relaciones amorosas negativas. Este cierre emocional puede darse durante la relación, o en el proceso de enamoramiento. Allí nos asalta un sentimiento que nos inunda de pensamientos fatalistas y advertencias para rehusarnos al amor. Esto no es más que inseguridad y desconfianza. La creencia de que el vivir a plenitud una historia de amor solo nos traerá sufrimiento, nos lleva a adoptar una postura defensiva, privándonos de expresar el amor que sentimos y cayendo en la indiferencia.
La finalidad de esta conducta es forzar a nuestra pareja a demostrar que realmente nos amapara así no vivir con el miedo a ser lastimados. Definitivamente el otro tiene que ser muy maduro para continuar con una relación así.
El amor reina únicamente a través de los actos y demostraciones de respeto, independencia, libertad y gratitud.
Aprender a identificar cuáles son los comportamientos inconscientes que amenazan la dinámica de nuestras relaciones, es la clave para entender por qué nuestra vida amorosa va en contra de lo que aparentemente nos esforzamos en construir.