Lo que vemos, lo que nos mira. Huberman

Por Marisol Marisol Fernández Recalde

¿Qué es una imagen crítica? Al reintroducir la fenomenología del aura hasta en una producción reputada de “tautológica” o “Específica” de la escultura contemporánea, he intentado formular la hipótesis más general de una condición de la experiencia aurática con respecto a la cual la cuestión de la creencia – en cuanto dependiente e un credo, de un orden del discurso – ya ni siquiera se plantearía, porque esta condición de experiencia no haría sino revelar una forma originaria de la sensorialidad.

Hablar de imágenes dialécticas es como mínimo tender un puente entre la doble distancia de los sentidos (los sentidos sensoriales, en este caso el óptico y el táctil) y la de los sentidos (los sentidos semióticos, con sus equívocos, sus espaciamientos propios). Ahora bien, ese puente, o ese vínculo, no es en la imagen ni lógicamente derivado ni ontológicamente secundario ni cronológicamente posterior: también él es originario, nada menos. Desde luego, no era a posteriori sino desde el principio que el cubo de Tony Smith articulaba su doble distancia y su oscuridad sensoriales con su doble distancia y su oscuridad significantes: desde el principio tenía lugar el apres-coup, desde el principio se producía la “noche” visual en el elemento conmemorativo de un “bosque de símbolos”. Y la relación de esas dos distancias ya desdobladas, la relación de esas dos oscuridades constituye en la imagen – que no es ni pura sensorialidad ni pura conmemoración – eso mismo que hay que denominar su aura.

Fuente: Didi HUBERMAN, Lo que vemos, lo que nos mira. Buenos Aires: Manantial, 1992

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