Sin embargo la seguridad en la que vivimos es totalmente irreal porque todo fluyey no podemos permanecer siempre igual aunque queramos. Hay personas que establecen una lucha continua para no cambiar su estado y ante cualquier cambio entran en crisis y hacen lo posible por volver a dónde estaban. Pero así es imposible crecer y vivir la vida plenamente. Elegimos una vida que no es vida y estamos asustados permanentemente. Lo queremos tener todo controlado y gastamos todas nuestras energías en ello, sin que nos queden fuerzas para ser feliz.Pasado el tiempo tal vez una crisis fuerte nos arrebata todas nuestras seguridades y es posible que nos demos cuenta de que gracias a esa crisis hemos mejorado y descubierto un mundo nuevo de posibilidades. Perdiendo el control nos damos cuenta de que nunca lo tuvimos y de que vivíamos engañados en la ilusión de una seguridad que no existía. El control no lo tenemos nosotros porque somos seres vulnerables y limitados. Sin embargo formamos parte de un Orden Infinito en el que reina la paz y no existe el miedo. Si nos hacemos como niños no nos importará perder el control, disfrutaremos de las pequeñas cosas de cada día y tendremos energía suficiente para afrontar todos los retos de la vida.
Sin embargo la seguridad en la que vivimos es totalmente irreal porque todo fluyey no podemos permanecer siempre igual aunque queramos. Hay personas que establecen una lucha continua para no cambiar su estado y ante cualquier cambio entran en crisis y hacen lo posible por volver a dónde estaban. Pero así es imposible crecer y vivir la vida plenamente. Elegimos una vida que no es vida y estamos asustados permanentemente. Lo queremos tener todo controlado y gastamos todas nuestras energías en ello, sin que nos queden fuerzas para ser feliz.Pasado el tiempo tal vez una crisis fuerte nos arrebata todas nuestras seguridades y es posible que nos demos cuenta de que gracias a esa crisis hemos mejorado y descubierto un mundo nuevo de posibilidades. Perdiendo el control nos damos cuenta de que nunca lo tuvimos y de que vivíamos engañados en la ilusión de una seguridad que no existía. El control no lo tenemos nosotros porque somos seres vulnerables y limitados. Sin embargo formamos parte de un Orden Infinito en el que reina la paz y no existe el miedo. Si nos hacemos como niños no nos importará perder el control, disfrutaremos de las pequeñas cosas de cada día y tendremos energía suficiente para afrontar todos los retos de la vida.