Todos tenemos una prenda talismán. Para unos son esos calcetines con los que conquistaron el campeonato de fútbol de su barrio. Para otros, los calzoncillos con los que obtuvieron su noche de gloria erótico-festiva. Mi prenda talismán es esta chaqueta roja. Lo más curioso es que nunca supe que era mi prenda talismán.
La buena noticia. Mi prenda talismán funcionaba, me había dado suerte. La mala, había agotado toda la buena suerte de la chaqueta de ver pisos con tantos golpes de fortuna. Tenía que encontrar una nueva prenda talismán. Y la encontré... pero eso ... eso os lo contaré en el próximo post. Con suerte.