Si con la primera entrée Loquillo nos envió un claro mensaje, con el inicio de la segunda parte también lo hizo, pues Laurent Castagnet (a la batería), Alfonso Alcalá (al bajo), Igor Paskual, Josu García y Mario Cobo a las guitarras, junto a Raúl Bernal a los teclados, interpretaron un tema instrumental muy al estilo de The Shadows, lo que además les sirvió para mostranos sus nuevos atuendos, que iban a juego con el sonido y los viejos tiempos que se difuminaron cuando sonó Eres un rocker —complemento perfecto de la chaqueta plagada de brillantitos que llevaba El Loco: puro rock & roll—. Contrabajo, acordeón y guitarra acústica tomaron el escenario para revitalizar sonidos rockabillies o duduás cuando sonaron Chanel, cocaína y Don Perignon o Piratas, respectivamente, preámbulo de Quiero un camión, Esto no es Hawai (qué guay), Rusty: «¿A qué sabía el deseo./ A piedra mojada, a fuego./ A sangre, a verte...», un tema cuya letra está compuesta por el escritor Carlos Zanón, hasta recalar en Feo, fuerte y formal: «No vine aquí para hacer amigos/ pero sabes que siempre puedes contar conmigo», y así terminar de romper el silencio de la noche. Noche de lobos, noche de aullidos y noche de gritos de una libertad subida a la grupa de una música y unas letras que no saben nada de fronteras. Tras casi tres horas de concierto El Loco decidió hablar: «no soy un tipo que hable en los conciertos, pero hoy os voy a decir algo: que nuestra vida es mejor por vosotros», tras lo cual, llegaron Las calles de Madrid y Rock and Roll Star. Y bajo un interminable eco que no paraba de repetir: Loco, Loco, Loco, El Loco tomó de nuevo la palabra: «para todas las personas que he conocido a lo largo de mi vida…, esta canción es, de corazón, para Madrid —y tras presentar a la banda, continúa— Soy un barcelonés que ama esta ciudad. Sumamos, no restamos». Una despedida que no fue tal, pues tras sus palabras sí lo hizo como mejor sabe hacer: con su música, pues no en vano, comenzaron a sonar las notas de El Cadillac solitario: «Siempre quise ir a L.A./ dejar un día esta ciudad...»
Ángel Silvelo Gabriel