Hay días increíbles, como el de hoy. Como tal, comienza después de 8 horas de sueño y el sonido de mis dos risas preferidas. Así, hasta el pie más izquierdo reconduce su semblante. Horas más tarde, ya en la calle y en compañía de un día soleado, di con una de esas personas que tienen mucho que contar y sobre todo que transmitir. Fue su ímpetu, su fuerza, su carácter decisivo y su ilusión por las cosas lo que me hizo escucharla de forma apasionada. Sin duda empatizamos. Hablamos de la importancia de los sueños, viajamos y cambiamos el mundo por segundos. Parece magia, verdad? De repente, así por así, das con alguien con quien compartirías, no un café, sino miles y horas en lugar de un puñado de minutos fortuitos. Y justo en esta línea les presento a Chester, un sillón perfecto para localizar estos momentos y prorrogarlos en el tiempo. Yo sueño con él desde hace años, 4 para ser más precisos. Éste vivía en el centro de Londres, en una cafetería de Kensington Park Road. Perfecto acomodador de charlas, nos sentamos en él en muchas ocasiones. Sobre la mesa, casi por norma, un delicioso carrot cake para compartir, su siempre espresso y mi mítico té verde. ' Mi Chester' brindó momentos geniales. Risas tímidas, escandalosas, conversaciones trascendentales y en una ocasión las mejores imitaciones del mundo; las de mi amiga Hellen. Siéntense con quien ustedes elijan y verán su efecto.
Miren estas dos joyas. La combinación es genialmente escandalosa. El burdeos, de la mano del marrón y el verde son las opciones más clásicas; sus colores de siempre. A día de hoy son los extensos muestrarios de pieles los que abren un abanico de posibilidades.
El Chester es todo un sinónimo de calidad. Sus brazos a la misma altura que su respaldo se ha convertido en su principal distintivo. Aunque sometido a los cambios y antojos de cada tiempo, su estructura, tantísimos años después, permanece casi intacta. Por aquellos tiempos su elaboración llevaba de 60 a 100 horas de trabajo a mano. Hoy en día esta labor se sintetiza, claro está. Las fábricas nos permiten adquirirlo a precios más razonables y adaptarlo a nuestras necesidades.
Si tuviera sexo, sería masculino. Aunque con un perfil varonil muy desarrollado, cautiva por igual a hombres y mujeres. Encaja sin calzador en esosa mbientes sobrios, le va como un guante a los espacios industriales y encuentra su lugar, como contrapunto, en cualquier tipo de apuesta. Así podríamos seguir todo el día porque tiene un saber estar con mayúsculas. Su fisionomía robusta y angulosa destilan elegancia y carácter.
Lo adoro por su versatilidad, por su poder para superar épocas, por su habilidad para desbloquear ciertos patrones, por su percha, su tradición british y su capacidad para sentenciar.
Y me despido con su versión más veraniega y con las alternativas que proponen algunos fabricantes para los amantes de este sofá. En este caso adaptado para que sobreviva a las inclemencias del tiempo. Estas propuestas se visten de polietileno y de luces.
Ya ven, Chester, sumamente camaleónico, fue creado para perdurar. Hoy más que nunca, los clásicos nunca mueren. Post by Patricia La Camera Vía: ministryofdeco; capitonémakeseverything, urberinteriors, shopcade,thedecosoul,midnightblue,netvibes,locodeco,celadoncollection,latimes,welke,thedecosoul,spencerinteriors,giachi,designathome,thediversionproyect,nevernevernevergiveu,;whereisthecool,littlebluedeer, whiteapartment,bellehistoire,etc.