Una alta directiva de una empresa me contaba cómo era la reunión en la que se exponían los objetivos para el siguiente período, describiendo la sensación de tensión, de angustia que sentía mientras pensaba en cómo de inalcanzables serían. Su área de responsabilidad había sido una de las más castigadas por la crisis, y su única esperanza es que se tuviera en cuenta. No fue así. De hecho eran mayores que el año anterior, y las caras de angustia de todos sus compañeros al oír las cifras hablaban por sí solas. Sólo pensar en los objetivos le hacía sentir una gran presión en el pecho que apenas la dejaba respirar. Emociones. Este es el lado de los objetivos que no se contempla por quienes los ponen. 20 minutos después de contármelo, y con la técnica adecuada, y aunque seguían siendo unos objetivos difíciles, empezaron a aparecer ideas para conseguir acercarse más a la meta, que se cambió a: cómo encontrar y aplicar fórmulas que hicieran más eficiente su departamento. Una vez cambiada la meta y gestionadas las emociones haciendo desaparecer las negativas, el resultado fue una persona motivada, con tantas ideas apareciendo a la vez que empezó a escribirlas para que no se le olvidaran, y que además consiguieron su función ya que alcanzó y superó sus objetivos.
Los objetivostienen la finalidad de motivarnos, de impulsarnos a realizar acciones que nos acerquen a lo nuestra meta. Sin embargo, hoy en día, la mera mención de la palabra objetivo pone los pelos de puntamuchas personas. La razón es que se ha abusado mucho de la palabra, convirtiéndola en algo que tiene un significado completamente distinto, fundamentalmente en el ámbito de la empresa. Tiene un significado que se suele estar vinculado fundamentalmente con emociones como el miedo y la ansiedad. Claro que quienes formulan los objetivos suelen hacerlo con la intención de que se consigan, sin embargo el resultado obtenido suele ser el opuesto, produciendo una gran desmotivación y desvinculación de los empleados al percibirlos como difíciles o imposibles.
Las Claves son:
Primero. Si un objetivo no es alcanzable, no se alcanzará. Parece una perogrullada, y sin embargo en muchas empresas se establecen objetivos que son inalcanzables con la ridícula excusa de hacer que la gente se esfuerce más. Resultado: Cómo es imposible conseguirlo, la gente se desanima, se desilusiona y reacciona o bien ignorando el objetivo, o bien enfadándose. Resultado: Objetivo no cumplido 1. Por ejemplo imagina un directivo que quiere que aumente la productividad en su departamento, y la productividad de su departamento es baja, por lo que el objetivo (aumentar la productividad), a priori, es posible. Pero si su objetivo es incrementar la productividad un 50 % en, digamos, un año, tiene todas las papeletas para no ser alcanzable, ya que sólo un excelente plan que tome en cuenta todas las implicaciones emocionales que tiene para los empleados podrá conseguirlo. Cómo evitarlo: objetivos alcanzables, en el caso de nuestro ejemplo, un incremento del 10% de la productividad, requerirá trabajo pero es alcanzable y superable, lo que aumentará la motivación.
Segundo. No puede dar vértigo. Por alcanzables que sean los objetivos siempre es necesario establecer un pequeño primer paso, seguido de otros pequeños primeros pasos en la dirección del objetivo para evitar la desmotivación al verlo como un objetivo demasiado grande, que requiere demasiado esfuerzo o que se va a tardar demasiado en conseguir. Además al realizar una pequeña acción que nos acerque a la meta estaremos poniendo en marcha lo que llamo la Energía de los Logros: la Inercia, un pequeño primer paso que motiva a dar un segundo. Cumpliendo pequeñas partes del objetivo nos motiva y nos anima a seguir En el ejemplo que nos ocupa un primer paso sería dedicar 5 minutos de su tiempo a pensar en todas las maneras en las que puede apoyar al personal de su departamento para que sean más productivos, y cuáles son los límites (por ejemplo, no puede subir el sueldo, o no puede promocionar a nadie), con el compromiso de escribir todas las ideas que le pasen por la cabeza, aunque parezca que no tienen sentido. Este es un objetivo alcanzable y con coste económico en tiempo y en dinero. Un segundo pequeño primer paso sería reunirse con su departamento e invitarles a hacer durante cinco minutos el mismo ejercicio que él ha hecho, y que cada persona exponga uno. Cómo evitar el vértigo: dividir el objetivo en pequeños primeros pasos.
Tercero. Si no engancha emocionalmente no tiene futuro. Tiene que engancharte emocionalmente. Las emociones son las que nos motivan a hacer las cosas, no la razón, por eso en lugar de la recompensa económica que te puede reportar (y sobre cuya escasa efectividad hablaré en otra entrada) imagina cómo te sentirás cuando lo hayas conseguido, qué clase de emociones sentirás, con qué intensidad. Engancha emocionalmente a otros: tanto si es tu equipo en el trabajo como amigos o familiares te ayudarán en los momentos difíciles (y créeme casi seguro que los habrá).Cómo evitar que no enganche: activa las emociones positivas (tuyas y de otros). Pistas
Cuarto. Los objetivos no se deben formular en negativo. Siempre en Positivo. No vale "quiero dejar de perder tiempo hablando por teléfono con otras personas del trabajo", el objetivo reformulado sería: Quiero que mis conversaciones de trabajo sean más cortas, yendo al grano y que no duren más de X minutos. Cómo evitarlo: usar la formulación positiva y evitar los “pero” y “ni”.
Quinto. No hacer físico el objetivo. Cómo evitarlo: escribiéndolo, así pasa del mundo de las ideas al mundo físico. Hay estudios que demuestras que quienes escriben sus objetivos los cumplen más que los que no lo hacen.
Es cierto que cambiar no es inmediato, pero es posible, y fácil si se sabe cómo.
Empieza hoy a transformar tus Sueños en Objetivos
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