CONCEPTO:
Cuando una persona ha sufrido lo que se conoce como Accidente Cerebro-Vascular (ACV), en alguna parte de su cerebro se ha producido una interrupción o alteración del flujo sanguíneo, bien por el bloqueo en una arteria, o bien como producto de una hemorragia al romperse esta. Como consecuencia de lo anterior, un buen número de neuronas pueden morir ante la falta del oxígeno y glucosa que transporta la sangre.
Existen un conjunto de términos sinónimos para describir este tipo de ataque cerebral, entre los más conocidos se encuentran el de Ictus, Apoplejía y Derrame Cerebral.
Según la OMS (Organización Mundial de la Salud) este tipo de daño cerebral se describe como: "Un conjunto de signos clínicos, de inicio brusco y desarrollo rápido, que suponen la presencia de una perturbación en la función cerebral (global o focal) con más de 24 horas de duración y como posible consecuencia de una lesión vascular subyacente."
TIPOS y SUBTIPOS:
Los ictus pueden agruparse en dos categorías prinicipales: isquémicos y hemorrágicos. En los del primer tipo aparece el bloqueo de un vaso sanguíneo cerebral debido a la presencia de coágulo de sangre (accidente cerebrovascular isquémico). En los del segundo tipo, se rompe un vaso sanguíneo en el cerebro produciendo una hemorragia o derrame cerebral (accidente cerebrovascular hemorrágico).> El ictus de tipo isquémico es el más frecuente (80-85% de los casos) y suele estar causado por la obstrucción o taponamiento de las arterias debido a la presencia de placas de ateroma (una acumulación de depósitos grasos -colesterol- en la pared arterial) que termina provocando la formación de coágulos de tipo trombótico (cuando se originan dentro del cerebro) o embólico (cuando se originan en otra parte del cuerpo y son desplazados por el torrente sanguíneo hasta el cerebro), procesos más conocidos popularmente como "trombosis" o "embolia" respectivamente.
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> El ictus de tipo hemorrágico (15-20% de los casos) o derrame cerebral, es consecuencia de la ruptura de una arteria cerebral con la consiguiente expulsión de sangre dentro del cerebro o bien en el denominado espacio subaracnoidal (situado entre el cerebro y la membrana aracnoides que lo recubre). En el primer caso se habla de hemorragia intracerebral y el segundo de una hemorragia subaracnoidea o subaracnoidal.EPIDEMIOLOGÍA:
El infarto cerebral o el accidente vascular cerebral representa un problema sanitario de gran envergadura, siendo uno de los principales problemas de salud a los que debe hacer frente la población general.Los trastornos de tipo cerebrovascular constituyen la tercera causa de mortalidad en las sociedades más desarrolladas, donde se ha ido incrementando esta patología debido principalmente al aumento de la esperanza de vida, siendo la edad, uno de los factores de riesgo principales. Hoy se sabe que la incidencia de este tipo de casos va a aumentar de manera exponencial conforme aumenta la edad, afectando a 3 de cada 10.000 personas entre la franja de los 30-40 años, y a 3 de cada 10 entre los 80-90 años.El ictus sigue siendo la tercera causa de muerte en el mundo occidental, sólo superada por los problemas cardiovasculares y el cáncer. Se calcula que entre 3 y 5 de cada 1000 personas (según los distintos estudios internacionales), entre los 45 y los 85 años de edad, sufrirán un ictus, y de estas, un tercio logrará recuperarse, otro tercio padecerá de algún tipo de invalidez, y el otro tercio restante terminará falleciendo. Entre los pacientes que logran sobrevivir tras un ictus, se estima que cerca de un 10% precisará de una asistencia continuada, un 40% necesitará algún tipo de ayuda, y otro 40% presentará secuelas de carácter permanente. De lo devastador que puede llegar a ser un ictus en la vida de una persona dan buena cuenta las cifras anteriores, y el dato conocido de que tan sólo 1 de cada 10 supervivientes podrá volver a llevar una vida "normal" y retornar exitosamente a sus actividades cotidianas.La mortalidad más alta se encuentra en la hemorragia subaracnoidea (55% de los casos transcurrido un mes), mientras que el caso de la hemorragia intracerebral baja al 30-40%. Respecto al ictus, su mortalidad es menor que las anteriores, situándose en torno al 20-30% de los casos en el primer mes.Afortunadamente, la incidencia de los accidentes cerebrovascularas ha ido descendiendo en las últimas décadas, principalmente debido a la mejora en el control de la hipertensión arterial, otro de los factores de riesgo en este tipo de trastornos.Respecto al género, los hombres tienen más posibilidad de desarrollar un trastorno cerebrovascular (entre un 25-30% de mayor riesgo). Esta desventaja masculina parece aminorarse con el paso de los años, disparándose el número de casos en las mujeres entre los 80 y los 90 años.
Ateroesclerosis
Accidente Cerebrovascular