Los «Apuntes autobiográficos» de Emilia Pardo Bazán

Por Lasnuevemusas @semanario9musas
Comentarios acerca del borrador de estos apuntes, que se publicaron como prólogo de la primera edición de "Los Pazos de Ulloa"

Para efectuar estos comentarios me he basado en la primera redacción de los "apuntes autobiográficos", algo distinta a la que apareció como prólogo a la primera edición de "Los pazos de Ulloa" en 1886, que ha sido recopilada y publicada por Ana María Freire López[1].

He intentado cotejar esta versión con la publicada definitivamente como prólogo para completar las partes perdidas de ese primer borrador, ver los cambios que efectuó la autora y poder analizar mejor los comentarios que efectúa Freire, pero me ha sido imposible. En ninguna edición de las que he consultado de "Los pazos" (Catedra, Castalia y Austral) aparece este prólogo, ni tampoco en la digitalizada en "Cervantes virtual" o en Google; asimismo, tampoco he encontrado más información sobre el prólogo definitivo en las distintas búsquedas que he efectuado por internet. Según parece la única forma de leer estos apuntes autobiográficos, tal como fueron publicados, sería acudir a ediciones antiguas.

Dada la importancia de este prólogo, y la cantidad de información que está disponible actualmente en la red, esto es muy extraño. Sería muy interesante conocer si hay algún motivo especial para esta desaparición, que quizá se debió al deseo expreso de Doña Emilia, o simplemente fue por conveniencias editoriales.

Respecto al contenido del prólogo, debe analizarse teniendo en cuenta, además de lo que cuenta, el entorno en que lo cuenta. en 1886 tiene 37 años y es ya una escritora conocida, aunque no todavía una celebridad literaria como sus coetáneos, con los que se atreve a compararse, ya que fue precisamente " Los Pazos de Ulloa " la obra que la consagró. Ello, el hecho de ser una mujer y las alabanzas que se dedica a sí misma, acerca de su precocidad intelectual y literaria, debieron de ser los motivos por los que estas memorias no fueron en general bien recibidas. Además, como cita en el inicio del prólogo, estas notas autobiográficas eran inusuales en la España de la época.

El inicio del prólogo

En el inicio de estos apuntes, Doña Emilia justifica la inclusión de los mismos por el deseo de los editores:

" me han manifestado deseos de que la encabezase con unos apuntes [de carácter] autobiográfico [-literario], más extensos que un prólogo, más sucintos que cualquier autobiografía, por breve que ésta sea. Accedo gustosa a la indicación de los señores Cortezo, pues aparte de la satisfacción que me cabe al complacer a personas que tanto han hecho en pro de las buenas letras, su proposición cuadra bien con mis gustos"

Deseo que le permite realizar el suyo, como vemos por la siguiente frase:

"siempre me agradaron los escritos en que un autor da al público algo de su propia vida; en ellos se atesora quizás precioso documento literario, cuando no revelaciones curiosas; detalles que forzosamente han de encerrar [una gran dosis de] verdad, humana, sazonada con la pimienta de un análisis que por ser introspectiva gana quizás en interés y que de seguro es irreemplazable, porque nadie puede ser tan íntimo de un autor como él mismo"

Además, se justifica en varios párrafos, acerca de lo común que es en el extranjero, frente a lo inusual en nuestro país. Acaba esta introducción justificadora, diciendo:

En efecto, considérese qué picantes y sabrosas páginas gozaríamos si Galdós nos quisiese referir algo de la génesis de los Episodios nacionales; si Pereda nos contase sus orígenes literarios algo más extensamente que en las cortas palabras que en sus prólogos dedica; si Valera fuese menos escaso de las picantes indiscreciones que en algunos puntos de sus obras traslucen, como prenda de lo que podría ser un estudio autobiográfico de Valera escrito por él mismo; si en suma nuestros buenos novelistas, poetas y críticos quisiesen confiarse al público: ¿quién duda que dirían cosas muy gustosas? Por eso lamento ser yo, y no ellos, quien me estrene en este camino nuevo e inusitado, y solo me anima la idea de que si hoy, que hemos rehabilitado en la novela a los pequeños, podemos estudiar los hechos y dichos del héroe más modesto, con mayor razón podemos estudiarnos a nosotros mismos, que siempre tendremos el cerebro más pesado que la mayor parte de nuestros personajes, por ligero que sea. Y con esto basta de preámbulo, y vamos a contar algo de nuestras propias andanzas -cosa grata a las mujeres.

Por cierto, este largo párrafo fue sustituido, por un uno mucho más breve en la edición definitiva:

¿A quién no regocijaría hoy el hallazgo de algún apunte autobiográfico de Cervantes que aclarase puntos oscuros de su vida y hechos? Pero no tan solo de este ingenio sin par; de los inferiores y medianos sería precioso regalo para el historiógrafo.

Y eso es quizá un ejercicio de autocensura, al eliminar las menciones a escritores de su época para evitar su animadversión; o de "falsa modestia" al compararse a Cervantes. Si el motivo del cambio fue suavizar esta introducción, probablemente ocurrió todo lo contrario. He destacado esta primera parte, porque creo que en ella está la justificación de lo que viene a continuación que son sus memorias.

Respecto a la opinión de sus colegas, Menéndez Pelayo escribió a Juan Valera[2]: " Doña Emilia ha publicado el primer tomo de una nueva novela que no he leído. Pero sí he leído unos apuntes autobiográficos con que la encabeza y que, a mi entender, rayan en los últimos términos de la pedantería... Parece increíble y es para mí muestra patente de la inferioridad intelectual de las mujeres, bien compensada con otras excelencias, el que teniendo doña Emilia condiciones de estilo y tanta actitud para estudiar y comprender las cosas, tenga al mismo tiempo un gusto tan rematado y una total ausencia de tacto y discernimiento."

Sin embargo, en una carta cruzada, Valera le dice: "la autobiografía está bien escrita y se lee con gusto". Por otra parte, Pereda[3] escribe a Galdós criticando la inclusión de los apuntes, aunque elogia el quehacer literario de Pardo Bazán, y Clarín[4] defiende los apuntes en una crítica. Otros escritores en general la critican y supongo que se consideró una autoalabanza excesiva, por el tono de estos apuntes y el hecho de ser mujer y quererse poner al nivel de los escritores consagrados de su época.

Algunos comentarios sobre el contenido de los apuntes

Unos breves comentarios sobre varios aspectos que me han interesado o extrañado en estos "apuntes".

Acerca del título

El título "apuntes autobiográficos" no responde bien al contenido. Mejor hubiera sido, para precisar, llamarlos "apuntes sobre mi relación con literatura" ya que básicamente tratan de ello, de su relación con la literatura y son muy escasas las referencias a aspectos de su vida privada.

Precocidad

En mi opinión la autora, destaca demasiado su precocidad en la lectura y la composición poética. Por otra parte, las fechas y edades, no quedan claras y tengo discrepancias con lo que manifiestan algunos críticos.

El episodio de la llegada de las tropas a La Coruña, se puede datar a partir de los recuerdos de Sanjenjo: "... para completar el cuadro de la niña de 8 o 9 años que se entregaba a tan extraña lectura." y al inicio del párrafo ha dicho. "...otro incidente ocurrido dos o tres años más tarde...". Por tanto, su edad cuando escribió sus primeros versos estaría, según ella, entre los 5 y 7 años, lo que me parece mucha precocidad.

También me parece excesivo, o al menos extraño, que el Quijote y la Biblia fueran sus libros de cabecera infantiles. Así debió de ser, o así se lo quiso imaginar. Este sería otro punto a analizar con más profundidad.

En general, toda esta primera parte de sus memorias está centrada en sus lecturas, con pocas referencias a su vida infantil.

El reconocimiento de los consagrados

Sirva como ejemplo el episodio con Olózaga, que creo recordar que fue el preceptor y el supuesto primer amante de la reina Isabel II. Pues, Olózaga de visita en su casa cuando ella tenía 11 o 12 años, le pide que le lea un soneto suyo: "Cuando acabé de leer, encendida y anhelante, sentí como una música deliciosa en el oído: Olózaga me estaba poniendo, con frases graves, escogidas y dichas con voz todavía vibrante y hermosa, a la altura de los Argensolas y en parangón con los mejores soneteros del universo mundo". Aunque ella indica a continuación: "No tenía otra salida el pobre señor..." eso parece una frase falsa modestia, para justificar la inclusión del párrafo anterior.

Algo similar hace cuando, posteriormente, cita el fallido prólogo que le prometió Núñez de Arce, tras la lectura de sus poemas: "Es de todo punto ocioso añadir que el poeta me las elogió hasta las nubes, porque eso de suyo se cae de hombre cortés a dama poetisa"

Su vida aparte de la literatura

No he encontrado en los "apuntes" la célebre frase sobre los acontecimientos importantes de 1868 "puesta de largo, boda y revolución de septiembre", pero sí: "La revolución de Setiembre ocurrió dos meses después de mi boda, y elegido mi padre diputado en las Constituyentes de 1869..." y "...a una recién casada de diez y seis años..."

Las referencias a su vida personal son escasas, respecto a sus hijos sólo dice: "y lo veo hoy que tengo próxima la educación de un hombrecito de diez años"

Y nada respecto a su marido o a su separación. No es que estos apuntes debieran ser unas confesiones sobre su vida privada, pero se echa a faltar unas referencias que permitan encuadrarlos dentro de la vida de una persona, que triunfa en un medio hostil (por su sexo) como escritora. Probablemente, quiso obviar este aspecto para no dar más pié a críticas acerca de su vida privada.

Conclusión y observaciones

Destaco las dificultades que debió tener Doña Emilia para ejercer como escritora en un ambiente hostil. A raíz de la publicación de sus artículos sobre el naturalismo, "La cuestión palpitante", recibió numerosas críticas por ser mujer, y además casada y madre, lo que la llevó a separarse de su marido, que quería que abandonase su vocación literaria.

Defendió a la mujer y a su derecho a la instrucción, más allá que como madre[5]: "La maternidad es función temporal, no puede someterse a ella la vida .../... Además de temporal, la función es adventicia: todas las mujeres conciben ideas, pero no todas conciben hijos. El ser humano no es un árbol frutal que sólo se cultive por la cosecha"

En "La Insolación" hizo referencia al deseo erótico de la protagonista, lo que fue un escándalo, que Clarín calificó de[6] "boutade pseudoerótica de la ilustre dama", de "antipático poema de una jamona atrasada de caricias", y de "un episodio de amor vulgar, prosaico, es decir, de amor carnal no disfrazado de poesía, sino de galanteo pecaminoso y ordinario: es la pintura de la sensualidad más pedestre".

Mantuvo relaciones sentimentales durante muchos años con Pérez Galdós, al que dice en una carta[7] "... releo tu carta y me río con el episodio de aquella prenda íntima. ¿Qué habrá dicho el guarda de la Castellana al recogerla? ¿Qué impresión moral será la suya? ¿Cómo juzgará las costumbres de la high-life? [...] Por fortuna esa prenda no tenía marca que llevan otras de su mismo género: una E coronada..."; y tuvo otros amoríos con jóvenes del ambiente literario como Lázaro Galdeano (a quien dedicó Insolación) y Narcís Oller. Además, lucho sin éxito por entrar en la Real Academia y consiguió en 1906 ser la primera mujer en presidir la Sección de Literatura del Ateneo de Madrid y en ocupar una cátedra de literatura en la Universidad Central de Madrid, a la que tuvo que renunciar al no asistir alumnos a clase.

En resumen, además de una gran escritora, una precursora en la lucha por los derechos de la mujer que defendió que la literatura y la vida no deben depender y juzgarse según el sexo de la persona.

[1] La primera redacción, autógrafa e inédita de los "apuntes autobiográficos" de Emilia Pardo Bazán, por Ana María Freire López, en la web de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.

[2] Epistolario de Valera y Menéndez Pelayo, Madrid, Espasa-Calpe, 1946, p. 314-315

[3] Soledad Ortega (ed.), Cartas a Galdós. Madrid. Revista de Occidente, 1964, p. 114

[4] A. Vilanova (ed.), Leopoldo Alas "Clarín". Nueva Campaña, Barcelona, Lumen, 1990, p. 230-231.

[5] Anna Caballé (ed.), La pluma como espada, Barcelona, Lumen, 2004, p. 555

[6] "Palique", en Madrid cómica, 11 de mayo de 1884 y, 9 de noviembre de 1889. Folletos literarios, VIII, Museum (mi revista) (Madrid: Librería de Fernando Fe, 1890), p. 80

[7] Cartas a Galdós, edición de Carmen Bravo-Villasante (Madrid: Turner, 1978), p. 99.