Aprovechando la llegada del nuevo curso (si, ya sé que este tema es repetitivo, pero septiembre y enero son dos meses del año en los que solemos plantearnos nuevas tareas, retos y aficiones). ¿No os pasa a vosotros? Pues eso, quizá con la llegada del otoño y después de las vacaciones y ¡ojo! antes de que suba el IVA, para aquellos que quieran apuntarse a un gimnasio. Aprovechar las ofertas de última hora que están haciendo algunos centros deportivos, puede ser una buena excusa o momento para comenzar a ponerse “en forma”.
Para comprender mejor la importancia del ejercicio físico, es necesario tener claro cuáles son sus efectos y beneficios sobre las diferentes partes del cuerpo. ¿Os apetece conocer los beneficios sobre las diferentes partes del organismo? Veamos:
Aparato respiratorio: El esfuerzo físico implica de forma muy evidente de este aparato, que se manifiesta en un aumento del ciclo respiratorio (inspiración /espiración) y un mejor funcionamiento de los órganos directamente relacionados con él (pulmones, bronquios y alvéolos).
Articulaciones: El ejercicio físico actúa sobre las articulaciones y sus componentes haciéndolas más eficientes, elásticos y resistentes.
Esqueleto: El movimiento estimula el crecimiento en longitud y anchura de los huesos, aumentando su resistencia y previniendo en el caso de las mujeres, la temida osteoporosis.
Aparato digestivo: Los procesos digestivos mejoran su funcionalidad como consecuencia de la actividad física. La respiración a través del movimiento del diafragma ayuda notablemente al proceso digestivo favoreciendo el movimiento intestinal. El movimiento y la elasticidad que el ejercicio confiere a la musculatura del abdomen ayudan al tránsito intestinal, algo muy importante para aquellos que padecen estreñimiento.
Sistema nervioso: Con la práctica del ejercicio físico se adquiere la capacidad de concentración, mejorando la calidad del movimiento haciéndolo más económico, eficaz y coordinado. Con el tiempo aumenta la relajación global del cuerpo, lo que influye positivamente en la actitud general del individuo.
Equilibrio psicológico: Existe una gran relación entre la actividad motora y la mental. El movimiento aumenta el rendimiento intelectual, la elasticidad mental y la respuesta de los estímulos
Los estados emocionales (alegría, felicidad, tristeza, etc..) se pueden estimular y controlar a través del ejercicio físico. Una carrera, un chapuzón, o una sesión de yoga pueden servir para “descargarse” después de una jornada de trabajo estresante. (Os aseguro que funciona!!!)
También aumenta la autoestima, ya que aprender a gestionar, controlar y mejorar las propias capacidades, ayuda a sentirse “en forma” y bien con uno mismo. (¿Por qué no proponerse un reto? Es una manera muy estimulante para mejorar la forma física y la autoestima).
Aquí, no todo vale!! Pero eso lo dejo para otro post…
¿Y vosotros? ¿Practicáis ejercicio regularmente? ¿Tenéis pensado apuntaros a un gimnasio para comenzar alguna actividad física? ¿Cuál? Estaré encantada de leer vuestros comentarios.
Besos desde mi blog!!!