"Los avances en la investigación traslacional desarrollada en los últimos años han permitido la identificación de numerosos biomarcadores predictivos de riesgo cardiovascular. De ellos, los factores inflamatorios como los valores plasmáticos de proteína C reactiva (PCR), son los que han demostrado un mejor nivel predictivo y están más cerca de alcanzar un verdadero valor de detección del riesgo cardiovascular", según el doctor Vicente Lahera, coordinador del Laboratorio de Fisiopatología Cardiovascular y Metabólica de la Universidad Complutense de Madrid, que ha participado en la 4º Reunión de Investigación en Fisiopatología Vascular enmarcada dentro de la 16ª Reunión Nacional de la Sociedad Española de Hipertensión-Liga Española para la Lucha contra la Hipertensión Arterial (SEH-LELHA) que se celebra estos días en Barcelona.
Según explica el doctor Lahera, la efectividad predictiva de estos marcadores viene determinada por su unión a marcadores bioquímicos clásicos como las alteraciones de la glucemia, la microalbuminuria, el aumento del LDL colesterol, triglicéridos y la reducción de HDL. Con todo, "el grado de eficacia que podemos alcanzar con estos biomarcadores aún no está determinado y para llegar a conclusiones fiables hace falta bastantes estudios". En esta línea, el doctor Alejandro de la Sierra, Jefe del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario Mutua Terrassa de Barcelona, indica que, "aunque los biomarcadores, hoy por hoy, no parecen ser sustitutivos de los factores de riesgo, en análisis poblacionales ofrecen datos muy robustos y aportan información adicional muy importante".
En lo que coinciden los expertos es en advertir las actuales carencias que aún existen en las investigaciones con biomarcadores. "El principal escollo es demostrar claramente no sólo que sus modificaciones se asocian a un aumento del riesgo cardiovascular, sino en qué medida son capaces de ser predictores a corto y largo plazo". En este sentido, De la Sierra añade que "en ocasiones, un marcador no ayuda a predecir el riesgo si interfieren otros agentes como el tratamiento farmacológico. Sabemos que condiciona el pronóstico, pero desconocemos hasta qué punto influye por sí mismo".
Es el caso, por ejemplo, del efecto que tienen los tratamientos en el pronóstico que ofrecen estos biomarcadores. "Sabemos por estudios recientes que las estatinas, ARAII, antiagregantes plaquetarios y fibrinolíticos han demostrado que la reducción de biomarcadores específicos tiene efectos beneficiosos sobre la aparición de eventos cardiovasculares, pero lo que desconocemos es si esta reducción se debe a un proceso natural o viene causado por múltiples agentes", explica el doctor De la Sierra. A ello se suma que la respuesta del varía en función del paciente, ya que, tal como apunta De la Sierra, "el mismo marcador en dos individuos con el mismo sexo y misma presión arterial no indica el mismo grado de riesgo de sufrir una patología cardiovascular".
-Futuro de la I+D
Por esta razón, el futuro investigador se encamina hacia la medicina individualizada, adaptando el análisis de los biomarcadores a las características de los individuos y su fisiopatología. "Actualmente, tanto en Europa como en nuestro país estamos intentando indentificar biomarcadores que tengan un poder predictivo auténtico. En España, como en otros países, existen grupos que, bien a nivel nacional y/o en colaboración con otros países están trabajando desde hace años en esta dirección", explica el doctor Lahera. "La utilización de técnicas de barrido genómico y proteómico son herramientas excelentes que permiten buscar de una manera más eficaz nuevos marcadores bioquímicos con poder predictivo del riesgo cardiovascular y permiten definir sus procesos", añade el doctor De la Sierra.