Los cambios estacionales generan fluctuaciones del estado de ánimo que afectan a una amplia proporción de la población general. Nuestros hábitos, horarios, nivel de motivación y perspectivas a la hora de organizarnos el tiempo también sufren variaciones en función del clima y las horas de luz de las que disponemos.
Estos cambios suponen un desafío para estos mecanismos biológicos, que deben adaptarse al acortamiento o prolongación de los periodos de luz diurna.
¿Cómo afecta concretamente a pacientes con trastorno bipolar?
En el caso de personas con trastornos afectivos graves, estos períodos de adaptación del ritmo circadiano pueden llegar a suponer periodos de intensificación sintomatológica.
Según un estudio, publicado en Jama Network, se calcula que un 10% de éstos presentan un patrón de recurrencia de tipo estacional, siendo la frecuencia en trastorno bipolar del 49%, del cual el 30% corresponde a trastorno bipolar tipo I y el 19% al tipo II. Estudios posteriores apuntan que, dentro de los trastornos afectivos, el trastorno bipolar es el que presenta más frecuentemente estacionalidad.
Las personas con trastorno bipolar presentan un mayor riesgo de sufrir trastorno afectivo estacional. Los episodios de manía pueden estar vinculados a una estación específica. Por ejemplo, la primavera y el verano se tiende a asociarse a síntomas de manía o hipomanía (una forma menos intensa de manía), ansiedad, agitación e irritabilidad. Estas personas también son más susceptibles de sufrir depresión durante los meses de invierno y otoño. Entre el final del verano y el principio de otoño predominan los episodios mixtos.
Según un estudio realizado por el Hospital Clinic de Barcelona, el patrón estacional estaba presente en el 23% de los casos tanto en el trastorno bipolar tipo I como el trastorno bipolar tipo II. Sin embargo, se daba con más frecuencia en el trastorno bipolar tipo II.
Posibles factores desencadenantes
Los cambios en el fotoperiodo (el tiempo de exposición a la luz) son los más determinantes para la puesta en marcha de estos episodios. La luz afecta a los neurotransmisores cerebrales, que pueden modificar el humor, la atención o el comportamiento.
Otros estudios muestran que los factores climáticos y meteorológicos pueden tener un impacto sobre nuevos episodios en pacientes bipolares, aunque no constituyen una casusa dominante.
Se pueden observar patrones estacionales en las tasas de ingresos, las recaídas del estado de ánimo y las fluctuaciones de los síntomas.
Es importante tener en cuenta cómo los cambios estacionales pueden afectar a los pacientes con trastorno bipolar, y así poder facilitarles los recursos y las herramientas necesarios para controlar dichos episodios.
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