El lugar de trabajo es uno de los más importantes del día a día: donde pasamos tantas horas, donde prolifera el estrés, los nervios y la responsabilidad. Muchas veces, a causa de la rutina y por culpa de una aversión lógica y comprensible, este entorno tan conocido se convierte en un campo de batalla del que parece que no vamos a poder escapar nunca. Tras un día duro de trabajo, regresamos a casa con una mueca pensando que al día siguiente el despertador volverá a sonar a las 7 en punto de la mañana...
Para que trabajar se nos haga más llevadero, lo primero que tenemos que hacer es acondicionar nuestro puesto, que debe ser nuestro pequeño rincón privado donde nos podamos concentrar en la tarea. Os pongo algunas sugerencias:
Un último apunte: el trabajo debe quedar en el trabajo...
xoxo
Nerea