Los cuidados imprescindibles

Por Lolamontalvo

imagen obtenida en Pixabay. Eliola
La inestabilidad laboral afecta directamente a las personas que cuidamos y a la calidad de los cuidados      Los cuidados que proporcionamos las enfermeras son personalizados, es decir, cada persona en base a su situación de salud-enfermedad precisará unos cuidados concretos; de forma muy resumida, casi esquemática, se puede decir que nuestra labor se basa en conocimientos propios basados en principios sociales y científicos que previamente han sido sometidos a experimentación. Cada persona o grupo de personas precisan unos cuidados concretos y su puesta en práctica necesita de un tiempo y una continuidad, de tal forma que las enfermeras que proporcionan esos cuidados van evaluando la idoneidad de estos y los resultados de forma constante, modificando los parámetros precisos de aplicación en base a protocolos según sea oportuno, de tal forma que se logre el objetivo planteado al inicio.      Esto, que insisto, está resumido hasta casi ser esquemático, implica que la falta de personal y la falta de continuidad/estabilidad en las plantillas de las enfermeras y TCAE que cuidan a las personas sanas o con enfermedad implica un detrimento en la calidad de los cuidados, un menoscabo importante en la calidad de la asistencia proporcionada. Los cuidados que suelen precisar las personas con ERC/IRC tanto en ERCA como, sobre todo, en diálisis son tan específicos y especializados que una enfermera o TCAE sin experiencia tardaría varios días en ser capaz de atender a los enfermos de forma eficaz, de tomar el control de los aparatos, de los parámetros, las técnicas… De hecho, todas debemos aprender antes de poder considerarnos aptas para poder trabajar a pleno rendimiento en servicios de hemodiálisis o consultas de ERCA. Lo mismo sucede en servicios como UCI, quirófano o Atención Primaria, por poner solo unos pocos ejemplos. Y no olvidemos que tanto enfermeras como TCAE somos el personal que nos encontramos en todos los niveles de asistencia dentro de un sistema sanitario; el de las enfermeras constituye el grupo profesional que se encuentra en mayor proporción que otros grupos sanitarios. Somos, por tanto, tan necesarias como el que más para que el sistema de salud funcione adecuadamente y sin nosotras no puede funcionar. Todos queremos que, cuando lo necesitamos, se nos proporcionen cuidados de calidad y que sean las mismas personas las que nos cuiden; no nos gusta que cada vez que acudimos a un servicio nos atienda alguien distinto, ¿verdad que sí?      La calidad de los cuidados que proporcionamos como enfermeras puede verse mermada no solo si el número de personas que trabaja en una unidad es escaso o no se cumplen las ratios establecidas en base a la carga implícita en cada puesto asistencial, sino que, si la rotación del personal es muy elevada y la estabilidad laboral es inexistente, esta calidad (esperada) de los cuidados brillará por su ausencia. La falta de enfermeras pone en riesgo evidente y real tanto la salud como la vida de las personas a las que cuidamos, tal como se afirmaba en un estudio del 2014 publicado por The Lancet —referido en el artículo del Mundo indicado más abajo, a lo que se suma, por supuesto, el enorme estrés, cotidiano y real, que supone una plantilla que no está completa, que no se cubren bajas, jubilaciones y vacantes supeditadas a sustituciones puntuales de días o de horas.      En esta situación inestable se encuentran miles de enfermeras y TCAE en España a todos los niveles: atención primaria, hospitalaria y residencial —además de colegios, centros penitenciarios, centros diagnósticos, empresas…—, por lo que las personas a las que se atienden en todos los centros de primaria, hospitales, residencias y demás sufren esta penosa gestión que prima los recortes económicos y precarización de las plantillas sobre otros medios de economizar menos dañinos. Es curioso que en publicaciones internas como «Estándares de calidad de cuidados para la seguridad del paciente en los hospitales del SNS», del 2009 o «Estrategia de Seguridad del Paciente del Sistema Nacional de Salud, Período 2015-2020» hacen hincapié en la seguridad del usuario pero apenas hacen referencia a la excesiva rotación/inestabilidad de la plantilla o a que los ratios no se cumplan o a la escasa dotación de personal en unidades y servicios; estos importantes aspectos asistenciales apenas aparecen reflejados como problema de seguridad en atención al usuario. Y este silencio es llamativo, cuanto menos.      El próximo domingo día 12 mayo, que da la casualidad de que es el Día Internacional de la Enfermería, miles de enfermeras se examinan en la OPE que cada CCAA celebra como una oportunidad de dar estabilidad a los que la consigan aprobar y cubrir plazas vacantes… pero siguen siendo pocas plazas las ofertadas, demasiado pocas. Hay demasiadas plazas sin cubrir y que no se cubrirán en breve. La calidad de la asistencia a las personas, la calidad de los cuidados que podemos proporcionar como enfermeras solo se logra con plantillas bien dotadas y con estabilidad del personal que les permita proporcionar cuidados de calidad, investigar, generar conocimiento, progresar y trabajar estrechamente con las personas que cuidamos.
Es una labor de todos, tanto usuarios, profesionales como representantes laborales, revindicar y luchar por esto y lograr plantillas adecuadas a la carga laboral de cada unidad y servicio con contratos estables, e insisto en esto último: con contratos estables.
Como colofón me permito incluir la frase de Barbara Stillwell —directora de Nursing Now Global Campaign— que ha pronunciado recientemente en Mallorca Diario de Mallorca, 6 mayo, 2019—:
«Contratar más enfermeras es una inversión (…) sin estas profesionales no es posible garantizar una sanidad universal»
Suerte a las enfermeras que se presentan el 12 de mayo a la OPE. Los que hemos pasado por ese trance sabemos lo que se sufre y la angustia que genera presentarse a una oposición con tan pocas plazas ofertadas y con tantas enfermeras opositando. Ojalá todas pudieran conseguir un trabajo estable. ¡Suerte!
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