Muchos medicamentos que provocan daños graves en sus consumidores y que luego son retirados del mercado ofrecen con el tiempo nuevas dolencias. Nuevos efectos secundarios que no sólo no estaban “previstas” sino que ni se imaginaban. Convierten la vida de la persona dañada en un calvario de incertidumbre. Así sucede entre otros con la Talidomida o con el Agreal.
Numerosos fármacos, por ejemplo, pueden provocar elevaciones en las concentraciones de prolactina (PRL), algunos de ellos de uso bastante común. Son la causa más frecuente de hiperprolactinemia, generalmente por tener un efecto bloqueante de la dopamina (al disminuir la dopamina, la cual inhibe la secreción de prolactina, favorecen indirectamente el incremento de la secreción de prolactina).
Narcóticos: morfina, metadona. Estrógenos, si bien hay que aclarar que la cantidad de estrógenos de los anticonceptivos orales no causa hiperprolactinemia.
El medicamento Agreal, fabricado por el laboratorio Sanofi Aventis, fue retirado en 2005 por provocar graves daños en el sistema nervioso de miles de mujeres, entre otros.
Muchas afectadas han estado y están con gravísimos problemas de tiroides. Conozco al menos a dos que han sido operadas y están bajo estricto control por si se les reproduce, pues es nuestro Bufete Almodóvar & Jara quien lleva hoy a un numeroso grupo de mujeres demandantes. El principio activo de Agreal, veraliprida, elevaba los niveles de prolactina, por eso hay muchas afectadas con hipotiroidismo, bocio, etc.
Claro que hay medicamentos que “matan” y no es una “falacia” como publicaba días atrás el diario español ABC en su información Leyendas urbanas sobre “medicamentos asesinos”. En la página web de la asociación Agreal Luchadoras podemos encontrar una reciente carta de la familia de una afectada de México por el fármaco Aclimafel, igual que Agreal ¡que continúa vendiéndose en el país centroamericano! Escandaloso, no me digáis que no.
Desde la fronteriza ciudad de Tijuana esta persona escribe:
Mi mamá tomó 6 cajas de Aclimafel desde mayo a octubre de 2013 y ha tenido varios intentos de suicidios. Se encuentra con tratamiento psiquiatra y neurólogo por movimientos constantes con la cabeza, su deterioro con la memoria está siendo abismal (…) Cuándo me fui a Farmacovigilancia para presentar el caso de mi mamá, una persona me dijo: En confianza, tienen ya muchos casos comunicados sobre el Aclimafel y no hacen nada. La culpa también es de los médicos que conocen los daños que producen y continuan recetándolo”.
Los daños citados son idénticos a los que sufren las mujeres en España (aquí incluso hay sentencias judiciales que reconocen la ideación suicida como una reacción adversa del medicamento).
A quienes estéis interesados en profundizar en los daños provocados por los medicamentos os aconsejo seguir el caso Agreal por ser paradigmático. El libro de reciente publicación Agreal ante los tribunales, de María Teresa Alfonso Galán y Antonio Piga, lo explica perfectamente.