Los “defectos” de la vacuna contra la gripe

Por Miguel @MiguelJaraBlog

Me cuenta el médico Juan Gérvas, colaborador de este blog, que cada vez les están presionando más para que los sanitarios se vacunen contra la gripe. La gripe es una enfermedad vírica que conlleva complicaciones en algunos pacientes y un exceso de mortalidad en la población. Según Gérvas:

“Es lógico buscar la prevención a través de la vacunación. Pero las vacunas antigripales son inútiles“.

En la revisión Cochrane de 2010 queda claro que en adultos sanos ninguna vacuna antigripal evita las complicaciones (no disminuyen las neumonías, por ejemplo), ninguna vacuna evita las hospitalizaciones, ninguna vacuna evita las bajas laborales y ninguna vacuna disminuye la transmisión de la enfermedad entre humanos.

Las vacunas antigripales en adultos sanos producen 1,6 casos de enfermedad de Guillain-Barré por millón de vacunados. Con razón se ha dicho que el daño provocado por la vacuna contra la gripe A (H1N1) fue mayor que el daño provocado por la gripe A (H1N1). En los niños sanos menores de dos años la vacuna contra la gripe es inútil. En los mayores su efectividad respecto a los síntomas puede llegar a ser del 33%, como mucho.

La vacunación en niños no previene las hospitalizaciones por gripe y sus complicaciones, y los resultados sobre su efecto “protector” respecto a la transmisión de gripe en la comunidad son inconsistentes y escasos. Por ello Gérvas argumenta que

“esta inmunidad de rebaño es poco esperable con las vacunas de virus inactivados, como son las vacunas contra la gripe”.

No hay ensayos clínicos a largo plazo ni en sanos, ni en los grupos de riesgo, ni en niños, ni en adultos y por ello desconocemos los beneficios y daños, pues también faltan estudios de seguridad. En los mejores estudios observacionales sobre mortalidad por gripe, cuando se eliminan los sesgos (principalmente, el sesgo de selección que lleva a vacunarse a los más sanos entre los enfermos), la efectividad de la vacuna antigripal es del 4,6%. Como mucho se evitarían 16 muertes de 100.000 asociadas a la gripe.

Por todo ello la vacuna contra la gripe es una vacuna fallida, inútil y que no se debería utilizar por los sanitarios que intentan trabajar con ética, ciencia y conciencia. Continuamente se hacen declaraciones públicas para “forzar” la vacunación de los sanitarios y para justificar las vacunas contra la gripe. Si hay buena fe, estas declaraciones pudieran expresar sesgos, a la vista de los resultados comentados. Lo lógico es que los sanitarios no se vacunen ni vacunen a sus pacientes. Por ciencia y por ética. En todo caso, para respetar al menos la autonomía y promover la no maleficencia (primum non nocere). La autonomía establece que se precisa información veraz, completa y comprensible, y la no maleficencia que lo básico es no hacer daño.

Es impensable que el caso de “forzar” a los sanitarios fuera por conflictos de interés y el objetivo incrementar las ventas a través de los propios sanitarios, que vacunados vacunarían a sus pacientes. Además de las declaraciones para “forzar” la vacunación de los sanitarios, cada temporada se “inventan” una gripe. Este año, 2011, toca la gripe H2N2 (la gripe “asiática”), contra la que se pide que nos vacunemos “ya”. Se nos asusta de nuevo con grandes números: “produjo millón y medio de muertos en el mundo” durante la última pandemia (entre 1957 y 1968). Pero con tres mil millones de habitantes en el mundo ¡hubiéramos tenido que esperar casi cinco millones de muertos por gripe! (a razón de 400.000 por año durante la gripe estacional habitual, en doce años). Y, por supuesto, carecemos de ensayos clínicos y de estudios de seguridad respecto a esta vacuna antigripal H2N2, como respecto a todas las demás.

Nosotros y nuestros pacientes merecemos sólo la mejor prevención; por ello no nos merecemos ni nosotros ni ellos la vacuna antigripal.

Más info: En el libro sobre cómo se inventan enfermadaes en La salud que viene. Nuevas enfermedades y el marketing del miedo.