La insuficiencia renal crónica es uno de los problemas de salud pública del siglo XXI. En España, más de dos millones de personas tienen una función renal reducida por debajo del 60%, de las cuales menos de un 25% llegarán a diálisis. Sin embargo, estos pacientes con Enfermedad Renal Crónica (ERC), tienen una mortalidad elevada en torno al 5% anual (fundamentalmente por eventos cardiovasculares).
De las modalidades de tratamiento renal sustitutivo actuales (trasplante renal hemodiálisis y diálisis peritoneal), "el trasplante renal es el tratamiento que presenta mayor supervivencia", subraya el Dr. Antonio Osuna, jefe del servicio de nefrología del Hospital Universitario Virgen de las Nieves de Granada.
A pesar de que nuestro país ha conseguido, en los últimos cinco años, ser líder mundial en trasplantes renales (incrementando los donantes a corazón parado, el trasplante dual e intentando reducir la pérdida de injertos tras la donación), todavía la lista de espera para trasplantes supera los 4.000 pacientes.
Según la Dra. María de la Oliva Valentín Muñoz, nefróloga, médico adjunto de la ONT, "la donación de vivo en España es una autentica necesidad. La supervivencia del trasplante de donante vivo es mayor que la del riñón procedente de donante cadáver. Aunque somos líderes en trasplante fallecido se encuentra la necesidad de trasplantes renales para atender a la creciente demanda de la lista de espera".
Con el objetivo de compartir experiencias y presentar actualizaciones en Trasplante Renal de Donante Vivo, especialistas se dan cita en el XLI Congreso Nacional de la Sociedad Española de Nefrología que se celebra estos días en Sevilla.
-Ventajas del trasplante de vivo
La Organización Nacional de Trasplantes (ONT) ha favorecido la puesta en marcha de las diferentes estrategias para paliar la escasez de donantes, como son el establecimiento de programas de calidad y benchmarking en el proceso de donación para aumentar el número de donantes, la utilización de donantes en asistolia y el trasplante renal de donantes en muerte encefálica cada vez mayores y con patologías asociadas (teniendo en cuenta que el 45% de los donantes son ≥ 60 años).
"Los programas citados, si bien han supuesto un aumento progresivo en el número de donantes y, por consiguiente, en el número de trasplantes, no han conseguido reducir el número de personas en espera de un riñón", explica la Dra. Valentín Muñoz.
"El trasplante renal de donante vivo no pretende suplantar al trasplante renal de cadáver pero sí complementarlo", añade la Dra. Valentín Muñoz.
Asimismo, el Dr. Constantino Fernández Rivera, médico adjunto del Servicio de Nefrología. Complexo Hospitalario Universitario A Coruña explica que, "la donación de vivo presenta cuatro ventajas importantes: incrementa el número de trasplantes reduciendo así la lista de espera, la repercusión clínica que se ocasiona en el donante es mínima, muestra excelentes resultados en el receptor y supone una importante opción de tratamiento en pacientes ABO y HLA incompatibles".
En este sentido, el Dr. Osuna, señala que "el trasplante renal es el tratamiento que presenta mayor supervivencia. Estudios realizados de calidad de vida, demuestran que el trasplante renal ofrece mejores expectativas de vida y años ganados en calidad de vida".
Por otra parte, se ha demostrado que la supervivencia del injerto renal es mayor cuanto menor es el tiempo del paciente en lista de espera, "por lo que la situación ideal es la realización de trasplante renal de donante vivo anticipado, es decir antes de que el paciente entre en hemodiálisis o diálisis peritoneal, y en caso de que esté en algunas de estas modalidades, cuanto antes se realice mejor", comenta el Dr. Osuna.
En cuanto a la evolución de los donantes, "dado que se quedan con un solo riñón, se ha comprobado que la supervivencia es igual que la de las personas con dos riñones, no presentan mayores complicaciones y su calidad de vida es similar a los grupos controles", añade el Dr. Osuna.
-Consensuar criterios en la práctica del trasplante de donante vivo
Las consecuencias que la donación de vivo pueda ocasionar en el donante han sido a menudo motivo de controversia. Revisiones recientes realizadas en EE.UU y Europa demuestran bajas tasas de mortalidad y complicaciones operatorias.
Según el Dr. Fernández Rivera, "este grado de complicaciones se reduce empleando cirugía laparoscópica lo que además permite una recuperación precoz de la vida activa con mínimos efectos cosméticos. La incidencia de hipertensión arterial, diabetes o insuficiencia renal tras la donación es similar a la de la población general no donante. La calidad de vida y el estado de salud es superior en los donantes que en la población control".
Las consecuencias sobre el receptor son todavía más evidentes. Datos de los diversos registros europeos o americanos y también de nuestro país, demuestran una mejor supervivencia del paciente, del injerto renal y esperanza de vida renal respecto a la donación de cadáver. Estos datos son todavía mejores en determinadas situaciones como la donación anticipada.
Una mención aparte, y que suele ser motivo de atención en los últimos años, es el papel de la donación de vivo en pacientes que suelen tener una prueba cruzada positiva o ser ABO incompatibles. "Estos pacientes que suponen un 6% de la lista de espera en función de la definición empleada, están condicionados a permanecer en diálisis un mayor tiempo y sensibilizarse todavía más. Los resultados comunicados por distintos grupos en los últimos dos años demuestran que es posible desensibilizar y posteriormente trasplantar de donante vivo con éxito", añade el Dr. Fernández.
Con el objetivo de consensuar criterios generales en la práctica del trasplante de donante vivo, la SEN y la ONT, con la colaboración de la Sociedad Española de Trasplante, ha creado un grupo de expertos con el fin de tratar de fomentar la práctica de la donación de vivo y se ha elaborado una guía que sirva de apoyo a los profesionales que de dedican a este tipo de trasplante.
"A pesar de ello, resulta necesario un excelente grado de formación y sobre todo de colaboración entre diversos profesionales: urólogos, nefrólogos, inmunólogos, coordinadores de trasplante y otros profesionales sanitarios y no sanitarios con el fin de mejorar los actuales resultados", señala el Dr. Fernández.