Los objetivos terapéuticos en la prevención de la enfermedad cardiovascular y, en concreto, de la dislipemia, deben ser más rigurosos que los que se establecían hasta ahora e iguales tanto en hombres como en mujeres. Esta es una de las conclusiones principales de los expertos reunidos por AstraZeneca en la mesa sobre “Aplicaciones prácticas de las guías de dislipemia y riesgo cardiovascular en la mujer” que ha patrocinado dentro del 12º Encuentro Nacional de Salud y Medicina de la Mujer, organizado por el Centro Médico Instituto Palacios Salud de la Mujer que se celebra en Madrid hasta el 2 de marzo. En este marco, además, los especialistas han destacado que el tratamiento de base son las estatinas, que han demostrado –no solamente disminuir el nivel de colesterol- sino reducir la morbimortalidad de los pacientes.
“La enfermedad cardiovascular producida por la aterosclerosis (acumulación de colesterol o triglicéridos en la pared arterial) es la primera causa de muerte prematura en España y, además, va a seguir siéndolo en los próximos años, ya que el número total de fallecimientos por esta causa superará al de neoplasias, enfermedad pulmonar obstructiva crónica y enfermedad de Alzheimer juntas”, explica la Dra. Joima Panisello, directora general de la Fundación para el Fomento de la Salud (FUFOSA). Sin embargo, “algo que no hemos interiorizado lo suficiente es que las enfermedades del corazón también son la primera causa de muerte en las mujeres”. No en vano, según los últimos datos disponibles, en España se producen más de 125.000 muertes cada año por enfermedades cardiovasculares, es decir el 34% de todas las defunciones (lo que supone el 30% del total en varones y el 39% en mujeres)[i].
Por eso, los especialistas lo tienen claro y aúnan esfuerzo para pedir un mayor control de la enfermedad cardiovascular en las mujeres. “El concepto de que la mujer estaba protegida por la función ovárica –señala la Dra. Panisello- nos ha llevado a ser un poco tibios en cuanto al abordaje del riesgo cardiovascular en la mujer y, por eso, de alguna forma tenemos que recuperar ahora el tiempo perdido”.
-Diferencias por sexos
La enfermedad de base en las enfermedades cardiovasculares, tanto en mujeres como en hombres, es la misma, la aterosclerosis, aunque la aparición en las mujeres se retrasa casi una década respecto a la edad en la que suele darse en los varones y ésta evoluciona de una forma distinta entre sexos. La placa de la mujer tiende a erosionarse, mientras que la placa del hombre tiende a fracturarse. Esto hace que muchas veces la clínica y la sintomatología de la mujer sea distinta, retrasándose el diagnóstico e, incluso, la utilización de recursos sanitarios. Además, aunque los principios de valoración del riesgo y el manejo sean igual para los dos sexos, hay que poner un énfasis especial en algunos factores de riesgo que presenta la mujer de forma diferente al hombre, como la diabetes –que en las mujeres multiplica el riesgo de ECV por cinco y en los hombres por tres-, el tabaquismo, el sobrepeso y el uso de anticonceptivos orales.
Sin embargo, la Dra. Panisello advierte del riesgo que conlleva concluir de una forma simplista que las mujeres tienen más riesgo cardiovascular que los hombres: “Es cierto que la reducción de las muertes por enfermedad cardiovascular en los últimos años ha sido mayor en los varones y que la incidencia de estas patologías ha aumentando entre las mujeres. Pero esto se presta a malas interpretaciones y no queremos enviar un mensaje que haga que los hombres se relajen. Lo que sí está claro es que la atención especial que hemos tenido con los varones, al presentarse en ellos la enfermedad cardiovascular una década antes que en la mujer, tal vez nos ha llevado a no prestarles la atención debida a ellas”.
Por ello, explica la Dra. Panisello “hay que prevenir a la mujer y decirle que tome las medidas necesarias para evaluar su salud cardiovascular y, en el caso de que tenga algún factor de riesgo, poner los medios higiénico-dietéticos correspondientes y, si su médico así lo indica, establecer también un tratamiento farmacológico para disminuir su riesgo cardiovascular”.
-Objetivos en el manejo y tratamiento de las dislipemias en mujeres
A finales de 2011 apareció la guía de práctica clínica sobre el manejo de las dislipemias elaborada conjuntamente por la European Atherosclerosis Society (EAS) y la European Society of Cardiology. Esta guía actualizó las directrices europeas para el tratamiento de las dislipemias.
En primer lugar, explica la Dra. Panisello “los objetivos terapéuticos en prevención secundaria deben ser más rigurosos que los que veníamos haciendo e iguales tanto para población femenina como masculina, de forma que los pacientes con riesgo muy alto, deben alcanzar un nivel de colesterol LDL inferior a 70 mg/dl. o, si ello no fuera posible, como mínimo una reducción del 50% de las cifras iniciales”. Es importante remarcar que entre los pacientes denominados de alto riesgo se encuentran fundamentalmente los pacientes coronarios y también los afectos de diabetes mellitus tipo 2.
Además, se destaca de especial forma el papel de las estatinas, el tratamiento de elección esencial en la prevención cardiovascular, por lo que se recomienda alcanzar las dosis máximas posibles que tolere el paciente y dejar los tratamientos combinados para cuando no sea posible alcanzar los objetivos con ellas. “Contamos con estatinas de elevada potencia con las que podemos conseguir reducciones, que como mínimo deben ser de un 35% en los niveles iniciales de colesterol LDL, pero lo ideal en pacientes de alto riesgo es que sean iguales o superiores al 50%. Un ejemplo de ello es rosuvastatina, que de las dos últimas estatinas disponibles es la que tiene más potencia de acción y nos ofrece un control y reducción del LDL excelente, con una presencia mínima de efectos secundarios. Por tanto, la rosuvastatina es una muy buena opción terapéutica”, concluye la Dra. Panisello.
El tratamiento con estatinas está recomendado para la prevención secundaria en mujeres con las mismas indicaciones y objetivos que en los varones y en prevención primaria de la enfermedad coronaria en mujeres de alto riesgo. Como última novedad, las nuevas guías de práctica clínica en dislipemias reflejan que no debe administrarse tratamiento hipolipemiante cuando se planifique un embarazo, durante el mismo o a lo largo de la lactancia.