La osteoporosis, una enfermedad muy prevalente, ha registrado en los últimos años notables avances en cuanto a tratamientos y conocimientos fisiopatológicos, pero en la que todavía existen incertidumbres diagnósticas.
A pesar de que esta enfermedad se diagnostica a través, fundamentalmente, de la densitometría y de la radiología cuando existe fractura, y por supuesto de la exploración clínica, a veces los profesionales se mueven en un terreno confuso cuando hallan densitometría patológica pero sin fractura. El umbral de intervención para iniciar un tratamiento es un área que aún no está aclarada. "La existencia de factores de riesgo supone un peso muy importante para decidir si se instaura un tratamiento que, normalmente en osteoporosis, será a largo plazo", según Santos Castañeda, del Servicio de Reumatología del Hospital La Princesa, de Madrid.
En investigación se ha profundizado en el conocimiento interno patológico, tanto genético como de mecanismos citoquímicos
A su juicio, aplicar un tratamiento precoz cuando todavía no hay fractura "es el objetivo porque se consigue un cierto enlentecimiento en la pérdida ósea. Mantener un ritmo más lento y controlado es razonable y alcanzable, ha añadido el reumatólogo, que ha moderado un Simposio Nacional de Biología y Patología Ósea.
Efectos paralelos Según Castañeda, los profesionales son partidarios de adoptar una visión integradora de la osteoporosis con el fin de vehicular y dar asistencia de calidad al paciente. Un ejemplo es que se sabe que la mortalidad y la discapacidad del paciente con fractura de cadera son elevadas y a corto plazo. Sin embargo, hay estudios recientes que apuntan que algunos de los tratamientos actuales pueden mejorar estos parámetros, sin olvidar los efectos positivos sistémicos o extra-esqueléticos. "Se sugiere que los bisfosfonatos, por ejemplo, producen calcificación vascular mejorando o inhibiendo la producción de calcificaciones vasculares. Actualmente, suscita mucho interés la relación entre osteoporosis y ateroesclerosis. En los próximos años pueden existir fármacos que inhiban la osteoporosis y la placa de ateroma, lo que sería muy importante".
Es muy interesante poder contar con sustancias que además de beneficiar al sistema óseo tengan efecto sistémico y mejoren otras alteraciones
Otras sustancias, como los inhibidores del RANK-L, también pueden tener efectos extra-óseos.
En cuanto a fisiopatología de la osteoporosis y de otras enfermedades óseas, Castañeda ha destacado que en los últimos años se han producido hallazgos que han profundizado en el conocimiento interno de algunas enfermedades, tanto genético como de mecanismos citoquímicos. "Se han puesto de manifiesto aspectos sobre los mecanismos antirresortivos del remodelado centrados en el osteoclasto, del sistema osteoproteína RANK ligando, de los receptores de la vitamina D y su efecto agonista a nivel anabólico-óseo, así como el papel del osteofito y posibles dianas terapéuticas en esta vía", ha concluido. **Publicado en "Diario Médico"