¿Los fármacos contra la obesidad avance científico del año?

Por Miguel @MiguelJaraBlog

Para la revista Science el Avance científico del Año 2023 son los fármacos inicialmente diseñados para la diabetes pero que ahora se usan para la obesidad… y para adelgazar aunque no padezcas obesidad, que es por lo que están triunfando (léase, vendiéndose mucho).

Y es que a estos inventos del grupo de medicamentos GLP-1 (agonistas del péptido similar al glucagón-1) se les achancan propiedades casi milagrosas: que si reducen los síntomas de insuficiencia cardíaca y el riesgo de infarto e ictus; que si pueden ser buenos para combatir las adicciones; que si puede ser útiles para el Alzhéimer y el Parkinson porque actúan sobre la inflamación cerebral…

Claro que también tienen sus problemas. Lo primero el precio pues en Estados Unidos supera los mil dólares al mes. En España seguramente se financien por la sanidad pública, pero la factura no será baja pues aquí el 25% de la población es obesa o tiene problemas de sobrepeso.

Y además, muuuuchas personas tendrán que tomarlos indefinidamente pues la obesidad en numerosos casos es una enfermedad crónica (sin ánimo de frivolizar esto en muy rentable para los inversores de los laboratorios fabricantes de estos inventos).

Claro, tanta maravilla de la técnica, no deja de ser un medicamento y todos, todos, tienen efectos secundarios.

Lo que no nos cuentan los propagandistas, es que, por ejemplo, uno de ellos, el conocido como Ozempic, fue aprobado en 2017 por la agencia de fármacos de Estados Unidos, la FDA, para tratar la diabetes tipo 2., y está estudiándose si puede causar suicidio.

Y según la entidad, los efectos secundarios graves informados en pacientes tratados con Saxenda, otro de estos fármacos «de moda» son muy destacados.

De hecho, la FDA ha emitido una advertencia de caja negra (máxima alerta posible), indicando que se han observado tumores de la glándula tiroides en estudios con roedores, pero que no se sabe si ese tratamiento puede causar estos tumores en seres humanos.

Se ha reportado pancreatitis (inflamación del páncreas que puede poner en peligro la vida) también, enfermedad de la vesícula biliar, enfermedad renal y, de nuevo, pensamientos suicidas. Además, Saxenda puede aumentar la frecuencia cardíaca y la FDA recomienda que se suspenda en cualquier paciente que experimente un aumento sostenido en la frecuencia cardíaca en reposo.

Curioso esto último en unos medicamentos que ahora nos dicen que los últimos estudios aseguran que reducen los riesgos cardiacos…

Por supuesto, estos graves efectos secundarios no han sido comprobados en el tiempo, pese a que los fármacos ahora promocionados como «milagrosos» llevan ya muchos años circulando.

Así que van a usarse masivamente, no ya por personas que padecen diabetes o que tengan graves problemas de obesidad, sino por cualquiera que quiera adelgazar, que no nos engañemos, es lo que sucede en Estados Unidos, y terminará sucediendo en España. Y por eso no sabemos qué sucederá, qué posibles daños causarán.

Finalmente, no puede ser que perdamos el foco pues el problema de la creciente obesidad no se va a arreglar solo con fármacos. Es necesaria una revolución cultural. No hay que buscar una solución individual, sino social y ambiental.