La parte empleada en su uso tradicional es la raíz, muy usada en la cocina, en ensaladas, como complemento y para decorar algunos platos. Su composición es rica en fibra, aminoácidos, vitaminas del grupo B, (principalmente B1), vitamina C y P, y algunos minerales como yodo, magnesio y azufre.
Las propiedades medicinales que se le atribuyen al rábano se deben en mayor parte gracias a sus componentes azufrados: los GLUCOSINOLATOS, portadores de sus interesantes propiedades coleréticas (para elevar la producción de bilis) y colagogas (para facilitar el vaciamiento de la vesícula biliar), por lo que el rábano es un excelente aliado para el hígado, y la vesícula, gracias a sus propiedades hepato-biliares y diuréticas.
Estimula la producción y secreción biliar (drenante hepático) y aumenta la capacidad de contracción de la vesícula biliar.
Mejora la formación y excreción de la orina. Su empleo a largo plazo actúa previendo el aumento de cálculos urinarios implantados en la vejiga.
El rábano negro es una valiosa ayuda cuando el hígado está congestionado o cuando se sufren digestiones pesadas, dispepsias, aerofagia, colitis diarreica y con estreñimiento.
El rábano (en especial el negro) es una excelente opción para depurar el organismo después de un periodo de ingesta o exposición a sustancias de difícil metabolización y eliminación. (Sí, yo también estaba pensando en las comidas navideñas y grasas de invierno).
Asimismo y gracias a sus propiedades antisépticas también se utiliza en casos de bronquitis, asma y tos irritativa.
El rábano negro, a diferencia del que solemos comprar en el mercado (blanco, rojo o rosado), se suele tomar en infusión, en jugo, jarabe, tintura y/o en polvo (cápsulas), sólo o combinado con alcachofa u otros componentes también beneficiosos para el hígado y sistema digestivo (boldo, hinojo, etc,).
Besos desde mi blog!!!