Richard Leroy: "A ver si me aclaro, quieres venir a trabajar gratis en mis viñas para poder hacer tu libro... ¿Es eso?"
Étienne Davodeau: "También quiero que me expliques lo que ocurre en tu bodega y que me inicies en la degustación. Y eso no es todo. A cambio, tú descubrirás el mundo del cómic. Te traeré libros. Iremos a visitar a autores... y a viticultores. Todo esto no es moco de pavo, eh... Me tendrás revoloteando por aquí durante meses. Te va a llevar mucho tiempo. Si lo hacemos, lo hacemos bien... Así que piénsatelo durante unos días antes de darme la respuesta.
(Diálogos de la página 5. Pasan unos segundos, cambiamos de página, Richard vuelve con cuatro botellas y dos copas).
Richard Leroy: "Ya está. Me lo he pensado. Empezamos ya. Prueba estos cuatro vinos y háblame de sus diferencias y sus semejanzas." (Empiezan a probar, mientras una amplia sonrisa se dibuja en el rostro de Étienne). "Para la viña, empezaremos por la poda...Abrígate bien".
La ilustración de la portada (viñeta superior) corresponde a ese momento. Étienne, de pie, toma notas y esbozos. Richard, en cuclillas y barba de invierno (¡su uniforme!), habla con las cepas tanto como con Étienne y empieza un trabajo que, en su caso, se prolonga casi tres meses. Invierno de 2010: estarán juntos hasta que la cosecha de ese año repose en las botellas (Clos des Rouliers y Les Noëls de Montbenault 2010). Empieza una aventura fascinante (tomen ustedes el valor literal del adjetivo: embruja la experiencia que los protagonistas viven ante nuestros ojos), que Étienne nos cuenta en forma de "nouvelle" con ilustraciones. Él mismo habla de cómic pero yo creo que la ambición de su proyecto, tanto como la del proyecto de Richard, van más allá de la viñeta y del vino. Davodeau quiere trascender la presentación de una historia en viñetas porque quiere explicar un proyecto de vida, que es el suyo y el de Leroy, en campos muy distintos: la vida es aprendizaje y conocimiento y cuando uno se da la oportunidad de empezar de cero en algo que le es casi por completo ajeno, la experiencia que se vive en el camino hasta llegar a saber es la fundamental. En el fondo, dónde y cómo se llega es menos importante.
Vinos y libros son un punto de encuentro, por supuesto. Como lo son, ellos, con cualquier otra manufactura artística que nos acerque a conocer (lo que sea) más y mejor: pintura, escultura, música, danza, teatro, cine, etc. ¿Hace falta que les recomiende esta experiencia cruzada? Lean ustedes este vino, por favor, y bébanse el libro. Les hará bien.
La redacción de este post no hubiera sido posible sin la complicidad de Julien, de La Part dels Àngels, que conoce bien a Richard Leroy, trae sus vinos ahora a Barcelona y me contó la historia de la redacción de Los Ignorantes cuando todavía se estaba "cocinando". Y por supuesto, no hubiera tenido la calidad en la reproducción de las viñetas sin la complicidad, permiso y ayuda de Ediciones La Cúpula, de Barcelona, responsables de la edición española de Les Ignorants, de Étienne Davodeau y Richard Leroy. Mi agradecimiento.