Los médicos experimentamos la vida de forma diferente

Por Ángel López Hernanz @angelopezh
Hay personas que sienten y tienen una actitud diferente ante la vida, por ocupar un puesto, vivir una circunstancia vital señalada, estar en un lugar explícito en un momento concreto o simplemente tener una profesión determinada.
Los médicos somos una de esas profesiones que experimentamos la vida de forma diferente porque:
  • Vemos el milagro de la vida cuando nace un bebe, somos testigos de la alegría de sus padres y el amor que llena la habitación.
  • Estamos frecuentemente presentes cuando mueren personas y a veces nos encontramos a su lado y en contacto físico con ellos, transmitimos las malas noticias de la enfermedad o la muerte de alguien y vivimos de cerca el sufrimiento de sus familiares y amigos, siendo frecuentemente implicados en ese proceso de duelo.
  • Somos la mayoría de las veces portadores de buenas noticias, de los informes médicos (si son benignos los tumores o si la citología o la analítica no tiene nada malo).
  • También a veces tenemos que informar de malas noticias, informamos a personas de que tienen una enfermedad grave, o empatizamos con los familiares al decirles que su madre, padre, hermano o hijo tienen una enfermedad terminal.
  • Somos además los primeros en saberlo, incluso si en el vientre de una madre tiene un niño o una niña.
  • Nuestros pensamientos de frustración, éxitos, culpa, tristeza, referidos a nuestra labor, mayoritariamente los digerimos en privado, porque no suelen ser comprendidos en otros ámbitos, por eso nos atribuyen conversaciones monotemáticas al reunirnos.
  • Llegamos a oír las historias de la gente, sus miedos, sus problemas más íntimos. Nuestros pacientes confían en nosotros.
  • Tocamos partes del cuerpo, olemos los olores íntimos, vemos zonas restringidas, oimos ruidos personales, todos de otras personas que no están en nuestro ámbito cercano pero que son nuestros pacientes.
  • A veces no dormimos en toda la noche, porque nos dedicamos a cuidar a los demás.
  • Consumimos nuestro tiempo dedicado a los demás, más allá de nuestro tiempo retribuido. 
  • Llegamos a aliviar el dolor, reducir el miedo y tranquilizar, quizás no siempre, pero sin duda más a menudo que la mayoría de personas, y lo hacemos sólo con nuestra presencia al lado del que sufre, con nuestra escucha activa, con el contacto físico sensible, con una simple mirada a la cara de la persona que nos busca.
  • Y a veces, también nos olvidamos de cuidar de nuestra propia salud.
Hay un montón de cosas que los médicos llegan a sentir que las demás personas nunca aprecian, por eso quizás los médicos experimentan la vida de forma diferente.

Texto basado y traducido libremente de este blog: http://www.kevinmd.com/blog/2016/08/doctors-experience-world-differently.html


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