Los médicos que no dejaban las pililas de los niños en paz

Por Miguel @MiguelJaraBlog

Parece que la circuncisión de los bebés está convirtiéndose en una moda cirujana más; muchos pediatras animan a operar a los niños. Se trata de un acto de medicalización sin más, desde la cuna hasta la tumba pasando por el quirófano. Demostración imprudente del poder de los pediatras o como me cuenta mi amigo el médico Juan Gérvas, orgullo y soberbia preventiva pues se hace en muchos casos o intenta justificarse así como método de prevención de infecciones (sin que la evidencia científica lo avale). También es una práctica cruenta que responde al deseo de congratularse con minorías religiosas poderosas y una demostración de la deriva intervencionista médica en los Estados Unidos. Ya sabéis que lo que allí comienza aquí acaba.

Nada, que no vale con tener la infancia más medicalizada de la historia humana sino que ahora intentan popularizar el corte de la pilila de los bebés. En nada llegará a las consultas. Un pediatra de Girona, Cristóbal Buñuel, ha publicado un comentario científico y ponderado.

Sólo añadir sobre el cáncer de pene que es algo insólito; la posibilidad de morir por cáncer de pene es muchísimo menor que por rayo; antes te parte un rayo que un cáncer de pene; están asustando con rayos también para la vacuna a varones del virus del papiloma humano; no se cortan con nada estamos en plena “tormenta con aparato eléctrico”:

“¿De qué riesgo estamos hablando? La propia Asociación Americana de Pediatría (AAP) refiere que la incidencia de esta neoplasia es de 0,58 casos por 100.000 varones y año. No estamos hablando precisamente, por lo tanto, de una enfermedad frecuente. Con esa incidencia se ha llegado a estimar que harían falta, según algunos estudios, 322.000 circuncisiones neonatales para prevenir un caso de cáncer…”

La postura europea es en contra de que los pediatras recomienden la circuncisión de los bebés.