Los Medios de Comunicación dañan y los Números del Estigma "cantan"!

Por Hilari

Carlos Martorell 2013

Hay recuerdos que motivan cada día más, recuerdo en 2007 cuando se propuso donde trabajo (Unidad de Media y Larga Estancia), elaborar una Línea de Intervención Comunitaria contra el estigma/ autoestigma. Recuerdo la desesperada búsqueda de información sin resultados realistas a nivel práctico, recuerdo muy bien las reuniones con el inexperto (me incluyo) grupo de trabajo, recuerdo reflexiones de carácter bio-psico-social en tertulias casi diarias que intentaba mantener con profesionales especialistas de Salud Mental.
Es cuando evidencié que la 1ª línea de lucha contra el estigma comienza en los que se supone (me incluyo) que deben ser los expertos en el tema, o por lo menos deben (o no) ser los principales defensores contra esta injusticia. Comprendía una cierta apatía y falta de pasión, gran desconocimiento, cierta incredulidad, una sensación de pérdida de tiempo y opiniones con más tendencia "bio" que "psico", pero SI sorprendía una alarmante ignorancia en temática y repercusión social.
Recuerdo comentarios que ahora los encuentro esperpénticos, como: "El estigma es un invento de la psicología y de los hippies de la psiquiatría", "El estigma es una excusa y puro victimismo de los pacientes para evitar responsabilidades en la creación de un proyecto de vida", "El estigma no es un problema médico, no es medible, no es un síntoma de la enfermedad, es consecuencia de opción y afrontamiento personal donde poco podemos hacer", "Estamos exagerando, no podemos forzar a nadie a autoafirmarse, ni animar la creación de activistas antipsiquiatría".
Es cierto que hemos avanzado, cada vez hay menos que piensan así, después de todo, todos formamos parte de esta sociedad, incluso ellos también son estigmatizados, asumamos este tipo de pensamientos, eso si, pero que no sean "Un Muro" para los que no pensamos igual. Además, ¿y si funciona?, seguro que ellos pueden ser los primeros que querrán salir en la foto o participar en cualquier otra campaña políticamente correcta.
Las medidas (no son síntomas de la enfermedad) concretas publicadas referentes y específicas de la salud mental sobre el estigma se basan en aspectos de:
- Distanciamiento social o predisposición para la interacción personal,- El empleo de las diferenciales semánticos o la tendencia a relacionar la etiqueta que define el grupo estigmatizado con determinados atributos negativos,- Autoritarismo, restrictividad, benevolencia, paternalismo, etc.- Reacciones emocionales (tristeza, vergüenza, baja autoestima, temor, miedo, irritabilidad),- Desvalorización y rechazo, - Las experiencias de discriminación,- Las estrategias de manejo (evitación, minimización, ocultación).Todas ellas son tanto para las personas directamente afectadas como de sus familiares y profesionales - Servicios de la Salud Mental. 
Esencial es comprender que el estigma es complejo y afecta de manera transversal a TODAS las áreas de la persona, y que la filosofía del "Empoderamiento o Empowerment" (autogestión de tu vida) es una de las mayores herramientas para combatirlo.
No podemos negar la evidencia, los números del estigma "cantan" en nuestra contra, según denuncia un reciente informe elaborado por la Mesa del Tercer Sector Social de Cataluña, Estereotipos y prejuicios estigmatizan y discriminan a las personas que padecen algún trastorno mental, que se ven a menudo abocadas a la exclusión social por "actitudes y comportamientos muy negativos hacia ellas".
El informe, titulado "Estrategias de lucha contra el estigma en salud mental", recopila algunos datos de estudios que reflejan cómo "las personas con problemas de salud mental están sometidas al estigma y la discriminación sobre una base diaria y les puede afectar a todos los aspectos de la vida". 
Así, explica que un 70 % de las personas con esquizofrenia diagnosticada no tienen empleo y casi la mitad han confesado haber sufrido discriminación en la búsqueda o mantenimiento de un puesto de trabajo. 
El informe también hace referencia a que las personas con problemas de salud mental son 11 veces más propensas a ser víctimas de delitos violentos y 140 veces más propensas a ser víctimas de un robo.

Otros estudios citados en el informe señalan que un 71 % de los enfermos mentales declaran haber sufrido alguna forma de victimización en los dos últimos años, las más frecuentes intimidaciones (41 %), robos (34 %), acoso sexual (27 %), agresiones físicas (22 %) o agresiones sexuales (10 %).
Además, un 36 % de ellos no denunció el delito porque tenían miedo a no ser creídos por su problema mental.
El informe detalla que en los países desarrollados, entre un 35 % y un 50 % de las personas con trastornos de salud mental graves no reciben el tratamiento necesario. 
El dossier denuncia que las personas con problemas de salud mental experimentan rechazo y aislamiento y discriminación, sobre todo en el ámbito laboral, en las relaciones sociales -fundamentalmente con amigos y pareja- e incluso en la comunidad.
Es más -añade el estudio- a menudo sus relaciones sociales se limitan a otras personas con su mismo problema, por lo que se genera un cierto fenómeno de "guetización" que perpetua el aislamiento social, lo que dificulta notablemente su integración social. 
Los pacientes estigmatizados, además, viven su drama en silencio. “El paciente introyecta lo mismo que la sociedad ha impuesto” (Aristizábal). El estudio advierte de que otro de los efectos del estigma es el autoestigma, es decir, la asunción por parte de muchas personas con problemas de salud mental de los estereotipos, prejuicios y conductas negativas hacia ellos.
El informe hace un breve repaso de la evolución histórica de las actitudes sociales hacia las personas con problemas mentales y afirma que una de las claves que ayudan a entender la persistencia de los estereotipos asociados a las personas con problemas de salud mental residen en el papel de los medios de comunicación
Se estima que la población recibe el 90 % de la información sobre salud mental a través de los medios de comunicación, que, según el estudio, se interesan poco por este problema. Según un estudio hecho en la Comunidad de Madrid, "sólo una de cada 1.800 noticias estaba relacionada con trastornos de salud mental graves" y además un 51 % de las veces que se habla de salud mental es para relacionarla con la violencia. 
Otro estudio llevado a cabo por el Grupo de Investigación en Salud Mental y Atención Primaria de Tarragona-Reus del Instituto de Investigación en Atención Primaria Jordi Gol (IDIAP Jordi Gol) nos demuestra que el tratamiento sobre los trastornos mentales que hace la prensa escrita favorece en numerosas ocasiones el rechazo y la discriminación social. Así lo muestra un estudio sobre los 23 principales diarios de todo el país llevado a cabo por 
En palabras del Dr. Enric Aragonés, investigador principal del estudio, “la conclusión principal es que, con demasiada asiduidad, las noticias presentan al individuo con enfermedad mental como peligroso, violento o imprevisible; y además, las informaciones en las que el paciente se presenta como un individuo capacitado, productivo y útil son mucho más escasas”.
Terminología inapropiada
El estudio "Reforzando el estigma: la cobertura de la enfermedad mental en la prensa española" del IDIAP Jordi Gol tuvo por objetivo revisar las noticias vinculadas a la enfermedad mental que aparecieron en la prensa escrita durante el año 2010. Y es que, como recuerdan los investigadores, “los medios de comunicación desempeñan un papel determinante en la percepción y la interpretación de la realidad que hace la sociedad y pueden alimentar y perpetuar el estigma asociado a la enfermedad mental o, por el contrario, pueden promover opiniones no estigmatizadas”.
El trabajo muestra que en torno a la mitad de los 700 textos periodísticos analizados relacionan los trastornos mentales con crímenes o delitos violentos o con conceptos asociados a la peligrosidad. Todo ello a pesar de que, como destaca el Dr. Aragonés, “como se desprende de los datos epidemiológicos, las personas con enfermedad mental son más frecuentemente víctimas, que no perpetradoras de violencia”.
Es más; tras analizar el uso del lenguaje y el estilo periodístico, el estudio también identifica numerosas formas inapropiadas para referirse a las enfermedades mentales. Así, y entre otros términos ofensivos o anticuados, cabe referir el uso de "perturbado" o "loco" en lugar de "enfermo mental"; de "manicomio" en lugar de "hospital psiquiátrico"; o de "encerrado" en vez de "ingresado". A ellos se aúnan las fotografías que acompañan a los textos, que en las más de las ocasiones distorsionan la realidad de estas enfermedades –como sucede, por ejemplo, con las imágenes que transmiten aislamiento social o improductividad.
Como denuncia el Dr. Aragonés, “es destacable el hecho de que en casi la mitad de las veces que aparecen términos clínicos psiquiátricos, estos se utilizan como calificativos peyorativos, por ejemplo "esquizofrénico" por "incoherente", o "impredecible o paranoico" por "desconfiado".
Falta de responsabilidad
Sin embargo, los autores también han encontrado noticias en las que se manifiesta preocupación o denuncia ante la exclusión social o la insuficiencia de recursos sociales y sanitarios. Como apunta el Dr. Aragonés, “también hemos encontrado noticias que enfatizan las posibilidades de recuperarse de la enfermedad mental y de volver a controlar la propia vida; la difusión de estos conceptos ayuda a contrarrestar el estigma”.
Sea como fuere, y a la luz de las evidencias, los autores apelan a la responsabilidad social de los medios de comunicación que, sin dejar de informar sobre los enfermos mentales, pueden “tratarlos apropiadamente, sin exageraciones y sin atribuir de manera automática cualquier conducta violenta ‘inexplicable’ en la enfermedad mental”.
Y para ello, como concluye el Dr. Aragonés, “se hace necesario que los profesionales del periodismo estén adecuadamente orientados y tengan el apoyo de los profesionales de la medicina y la salud mental, las sociedades científicas y las asociaciones de pacientes con trastornos mentales”.
En palabras de Bruce Link, psiquiatra de la Universidad de Columbia: “Son personas que reciben menos de lo bueno y más de lo malo solo por haber desarrollado una enfermedad estigmatizada”.
Esta discriminación muchas veces es directa. Link menciona un famoso estudio hecho por el investigador Robert Page en el que una inmobiliaria en Inglaterra negaba la disponibilidad de apartamentos para arrendar si quien lo solicitaba llamaba de un hospital psiquiátrico. Link explica que esto sucede por el mito de que los pacientes con problemas mentales presentan comportamientos violentos, cuando la realidad es que solo el 3 por ciento los tiene. También hay evidencia de que los pacientes con esquizofrenia reciben atención de menor nivel cuando sufren de infarto. 
En la mayoría de los casos el estigma es estructural. “Está metido en el lenguaje, en la manera como el Estado actúa, en toda la sociedad” (Aristizábal).
Es común escuchar a médicos recomendar a pacientes con depresión y baja autoestima que “pongan de su parte”, cuando se ha demostrado que sus síntomas son involuntarios.
Por todo ello, el informe de la Mesa del Tercer Sector Social de Cataluña concluye que "es necesario modificar el imaginario social, las ideas que fundamentan los mitos y prejuicios que generan estigma sobre las personas con problemática de salud mental".
También propone "generar oportunidades para que las actitudes y comportamientos hacia estas personas cambien y no se basen en relaciones discriminatorias".
FUENTES: Agencia EFE, "SOMOSPACIENTES"
Ya mismo llega el verano!!