Resulta difícil saber lo que sucede o lo que sucedió y los llamados ”expertos” son contribuyentes directos a la confusión, difícilmente exentos de partidismos.
Ni siquiera se ponen de acuerdo en las proporción de víctimas civiles y militares. De forma más o menos convenida se calculaba que en las guerras anteriores al siglo XX el número de muertos en combate, de combatientes, en relación con la población civil venia a ser de 8/1. Y que a partir de la introducción de armas de destrucción mas potentes y el bombardeo indiscriminado de pueblos y ciudades, paradigmáticamente iniciado con el bombardeo de Guernika durante la Guerra civil española, la proporción se fue invirtiendo hasta ser equiparable o hasta de 1/3, tres civiles por cada baja en combate.
Según un articulo de A. Roberts, investigador de la Universidad de Oxford, publicado en Survival (2010, 52:115-136) las víctimas pueden incluir:
- Los muertos por el efecto directo de la guerra
- Los heridos por el efecto directo de la guerra
- Los que mueren durante o después del conflicto por efectos indirectos como enfermedad, malnutrición o desordenes varios
- Las víctimas de violencia originada por uno de los contendientes sobre su propia población
- Las víctimas de violación y otras formas de violencia sexual durante el conflicto bélico
- Los refugiados y desplazados por la guerra
- Los que, tiempo después de que la guerra haya terminado, mueren prematuramente debido a lesiones, heridas u otros daños padecidos durante la guerra
De cada una de estas categorías todos podemos recordar ejemplos dolorosamente numerosos y próximos. Como resulta evidente, la suma siempre será superior a los que se acostumbra a admitir, alargándose en el tiempo y durante toda la vida de los que se vieron envueltos en un conflicto bélico.
Por eso todos los niños que han vivido una guerra se deben considerar víctimas, sujetos a riesgos diversos y merecedores de especial atención. Y a todos ellos desearles que el tiempo y su resiliencia permita curar las heridas del cuerpo y del alma que indudablemente habrán padecido.
X. Allue (Editor)