En España, el 26% de los niños entre 7 y 10 años tiene sobrepeso y el 19% obesidad, una situación que puede ocasionar múltiples complicaciones tanto a nivel psicológico como físico y alteraciones endocrinas asociadas. Así, durante el 20º Simposio Científico de la Fundación Lilly “Obesidad Hoy” llamó la atención que los niños con obesidad presentan una mayor tendencia a tener los pies planos que aquellos con normopeso.
“Es una de las complicaciones que hemos observado en estudios realizados con niños en edad escolar -a partir de los 5 años- hasta la adolescencia”, explica el doctor Luis Moreno Aznar, de la Escuela Universitaria de Ciencias de la Salud de la Universidad de Zaragoza. Los resultados de este estudio van en línea con otros realizados que muestran que los niños con sobrepeso u obesidad tienen una altura del arco plantar significativamente más baja (0,9 +/- 0,3 cm) que aquéllos sin sobrepeso (1.1 +/- 0.2 cm).
Esto viene provocado, indica el doctor Moreno Aznar, porque “la bóveda del pie está sometida a un mayor peso y, por tanto, el arco tiende a aplanarse. El hecho de que la estructura del pie esté alterada va a influir en el resto del esqueleto”. A este respecto, subraya que hay que tener en cuenta que “los niños están en pleno crecimiento y desarrollo de su estructura ósea”, y califica la situación como “un mal comienzo porque va a tener importantes implicaciones en el futuro”.
Otra de las consecuencias de la obesidad que se ha observado en las investigaciones en las que participa el doctor Moreno-Aznar es que, a medida que aumenta el Índice de Masa Corporal (IMC) en los niños, “el ventrículo izquierdo del corazón es mayor debido a la sobrecarga circulatoria a la que se ve sometida este órgano”. Las implicaciones de la obesidad infantil a nivel de riesgo cardiovascular son, sin duda, unas de las grandes preocupaciones de los especialistas, y es que, según se observa en la práctica clínica, uno de cada tres niños obesos presenta resistencia a la insulina, “lo que indica que su organismos está haciendo un gran esfuerzo para poder mantener los niveles normales de glucosa”, señala; y el 7,3%, intolerancia a la glucosa. Tal y como indica el doctor José Antonio Gutiérrez, director de la Fundación Lilly, “las cifras son preocupantes, dada la mayor predisposición de estos niños a padecer en la edad adulta diabetes tipo 2 y las complicaciones derivadas de ella”.
-La televisión, más riesgo de obesidad que los videojuegos
Por otro lado, y en relación a los hábitos que imperan actualmente en la sociedad, el doctor Moreno Aznar ha señalado que “de entre los comportamientos sedentarios, el que ha demostrado que está más claramente relacionado con la obesidad es la televisión”. Y es que, aunque se estima que el uso de ordenadores o videojuegos también podrían estar detrás del aumento de peso, “aún no se ha constatado científicamente esta correlación”, añade. Y es que la televisión es el medio más pasivo de todos, “cuando leemos o jugamos con videojuegos estamos sentados, pero a nivel cerebral estamos interactuando”, apunta. Por otro lado este especialista destaca que los niños que ven más la televisión “tienen un patrón dietético peor que los que la ven menos”.
Pero para fomentar la prevención de la obesidad infantil, los programas no sólo están enfocados hacia una alimentación sana y el ejercicio, sino también a evitar el estrés en los más pequeños. “Por motivos fisiológicos, el estrés provoca obesidad”, explica el doctor Moreno Aznar. Por ello, los especialistas insisten en la importancia de realizar por un lado las actividades en familia, principalmente comer juntos, y por otro, vigilar las horas de sueño. “Además de la relación fisiológica entre sueño y obesidad, un corto periodo de sueño marca el ritmo y el estilo de vida del niño durante el resto del día, influyendo en su vitalidad y, en consecuencia, en la actividad física que realiza”.
En cuanto a la actividad familiar, parte de la eficacia de esta medida está relacionada con que “para el niño la presencia de sus padres y hermanos contribuye a evitar el estrés”. Ello, además, es especialmente importante durante las horas de las comidas ya que “representa una oportunidad para educar a los hijos en lo que es bueno para ellos y también mostrarles activamente lo que es una alimentación saludable”.
Por todo ello, este experto apuesta por intervenir en la prevención de la obesidad infantil lo antes posible. “Deberíamos empezar antes del embarazo y aprovechar la receptividad de las familias durante este periodo para inculcarles la relevancia que tienen los hábitos saludables para el futuro de su hijo”, concluye.