Un estudio publicado en el Journal of Marriage and Family refuta la creencia de que los niños sin padre se encuentran en desventaja o que los hombres proporcionan un conjunto de cuidados diferentes a los de las madres. Las investigaciones sociológicas realmente no suelen abordar la cuestión de si los niños necesitan un padre y una madre en casa. Lo que hacen es comparar las familias que tienen padre y madre con familias monoparentales. Evidentemente, las primeras tienen ventaja sobre estas segundas por el número de progenitores, pero en realidad no se suele analizar si esa ventaja procede también del sexo de éstos. En las familias de dos madres lesbianas analizadas, se constató que éstas tienden más a jugar con sus niños y son menos propicias a usar la disciplina física que las familias de progenitores de ambos sexos. Sin embargo, también en las familias de dos madres, al igual que sucede en los hogares de padres heterosexuales, la llegada de los hijos supone un aumento del estrés y de los conflictos, una situación que en el primer caso aumenta por la ausencia de reconocimiento legal de la situación familiar. La ciencia demuestra que los niños que crecen con progenitores de un mismo sexo se desarrollan igual de bien que los niños que crecen con progenitores de sexo distinto.