Son tumores óseos
benignos de crecimiento lento pueden ser centrales o periféricos. La mayoría de
los casos, no presentan síntomas por lo que son hallazgos
incidentales por estudios motivados por distintas
razones de consulta. Los motivos directos de consulta son los
aspectos palpables o de aparición en lugares visibles y además,
antiestéticos. La mayoría de los casos se presentan entre la 2ª y la 5ª décadas
de la vida. Los osteomas centrales se localizan más frecuentemente en los
huesos: frontal, etmoides y mandíbula, mientras que los periféricos son más
comunes en los senos paranasales. Suelen ser solitarios. Si
se presentan de forma múltiple se debe el síndrome de Gardner. Los
osteomas de la órbita, producen distopia orbitaria, una proptosis progresiva y
diplopia, entre otros síntomas. La tomografía computada
constituye el mejor método complementario para determinar la
localización y extensión de la lesión, y planificar la cirugía más adecuada.
El Tratamiento va a depender de una evaluación individualizada de cada caso, en
función del tamaño, localización, riesgo derivado de la intervención así como
el riesgo derivado de la conducta expectante, para decidir la actitud
terapéutica. Se recomienda practicar la escisión de los osteomas paranasales
que se encuentran en la vecindad de la duramadre antes de que causen
complicaciones intracraneales agudas y morbilidad neurológica. La evacuación
urgente del neumoencéfalo a tensión es obligatoria para poder minimizar
posibles secuelas a largo plazo.