Así lo establece una investigación en la que ha participado el Departamento de Psicología de la Salud de la Universidad de Alicante (UA) junto con hospitales de Alicante, Granada y Segovia.
El estudio, publicado en la Revista Española de Nefrología, concluye que el rasgo de personalidad pesimista se asocia con los ingresos hospitalarios, independientemente de la edad, el tiempo en diálisis y el grado de otras enfermedades del paciente, han informado fuentes de la UA.
A su vez, los pacientes con un rasgo de personalidad optimista tienen una mejor salud percibida.
Para realizar la investigación se ha examinado a 239 pacientes de diálisis, de los que 65 habían tenido algún ingresos en el año previo, y se ha analizado su calidad de vida relacionada con la salud, entre otros factores.
Según la investigación, el "optimismo disposicional" constituye un rasgo de la personalidad que en la actualidad es muy estudiado en otros ámbitos de la medicina, pero del que aún se desconoce su influencia en los pacientes con enfermedades renales.
"El tratamiento sustitutivo renal supone un importante cambio en todas las esferas de la vida de los pacientes y una adecuada adaptación al mismo es esencial para una buena evolución", se indica en el estudio.
Los participantes en este trabajo han detectado "cómo los pacientes que mejor se adaptan son capaces de llevar a cabo las dietas restrictivas bajas en potasio y en fósforo", y "de aportar un peso óptimo entre diálisis", al tiempo que son "más cumplidores con los tratamientos farmacológicos y acuden a las revisiones recomendadas".
"En definitiva, presentan actitudes que, en principio, desembocan en una mejor evolución", han concluido.
Esta investigación ha valorado en los pacientes tanto su estado físico como sus sentimientos, además de las actividades cotidianas y sociales, la salud, los cambios en su estado, el dolor, el apoyo social y la calidad de vida.
Excepto en estado físico y cambios en el estado de salud, los índices de los optimistas eran más favorables que los de los pesimistas.
Los investigadores relacionan ese dato con las dimensiones más psicológicas y sociales del estado de salud percibido y no tanto con la dimensión física (estado físico) y con la observación de cambio en el estado de salud.
Fuente: lasprovincias.es
Ana Hidalgo