El Institutuo internacional de ciencias de la vida define el probiotico como un ingrediente alimenticio vivo que implica un beneficio para la salud. Entre los efectos saludables que se atribuyen a estos fermentos destacan:
- Estimulan el sistema inmune, participan en la erradicación de los microorganismos patógenos y estabilizan el ambiente microbiano de la flora intestinal. Son capaces de estimular el sistema de defensa inespecífica e incrementar la actividad de macrófagos y fagocitos en el torrente sanguíneo. Se ha comprobado que algunas de estas bacterias acidolácticas son capaces de prevenir infecciones intestinales así como ejercer una acción antitumoral al inhibir agentes químicos carcinogénicos. En esta labor defensiva resulta especialmente efectivo el lactobacilo Casei.
- � Eliminan la mayoría de los metabolitos desfavorables y las enzimas procancerígenas del colon. Por tanto, ayudan a prevenir el cáncer de colon. Además, estudios epidemiológicos han establecido la correlación entre el consumo prolongado de alimentos ricos en probióticos (especialmente, lactobacilo acidophilus y bifidobacteria infantis) y un riesgo menor de desarrollar cáncer de mama.
- � Refuerzan la capacidad del organismo para absorber minerales, en especial, calcio, hierro, zinc y magnesio.
- Reducen el colesterol en la sangre pues debilitan su proceso de síntesis.
- � Reducen la antigenicidad de los alimentos ingeridos por lo que pueden ser útiles en casos de alergia e/o intolerancia alimentarias.
- � Mejoran la nutrición del huésped. Y lo hacen produciendo y facilitando la disponibilidad de vitaminas del grupo B y rompiendo los compuestos (sobre todo proteínas y grasas) que, posteriormente, pueden ser mejor asimilados por el individuo.
- � Favorecen la digestión de la lactosa en casos de mala absorción de la misma. Este efecto se debe a la enzima B-galactosidasa que segregan estos productos y que es similar a la lactasa de la que carecen las personas intolerantes a este azúcar.
- � Producen ácidos que estimulan el peristaltismo intestinal y reducen el tiempo de tránsito de las heces. Así se consigue el alivio del estreñimiento, del síndrome de colon irritable y de las diarreas (incluso las producidas por antibióticos), entre otras dolencias gastrointestinales.