Según un estudio de la Universidad de California del Sur en Estados Unidos que se publica en la edición digital de la revista The Journal of Neuroscience . Los investigadores muestran en su trabajo que el dióxido de carbono de las bebidas activa los mismos sensores del dolor en la cavidad nasal que la mostaza y los rábanos. La carbonatación evoca dos sensaciones distintas. Hace las cosas agrias y también hace que quemen. Esa sensación de quemazón procede de un sistema de nervios que responden a sensaciones de dolor, presión de la piel y temperatura en la nariz y la boca. Lo que no sabíamos era qué células y qué moléculas en el interior de esas células eran las responsables de la sensación dolorosa que se experimenta cuando se bebe una bebida carbonatada. Los investigadores pusieron una solución salina carbonatada en un plato con células nerviosas de los circuitos sensoriales de la nariz y la boca y descubrieron que el gas activaba sólo un tipo particular de célula. “Las células que respondían al CO2 eran las mismas células que detectan la mostaza”. Estas células expresan un gen conocido como TRPA1 y sirven como sensores del dolor general.