Los relatos en otoño buscan certezas en las que ampararse, y así, sentirse seguros ante la próxima ausencia de vida. Lo malo de encontrar es que hay que seguir buscando. Ellos lo saben muy bien, y por eso anidan en nuestros recuerdos y se nos acercan cuando creemos que ya no nos pertenecen. Vienen, se detienen y se van, dejándonos huérfanos de pasión.
Los relatos en otoño engendran encuentros huidizos y contactos aletargados. Dentro de ellos, nuestros deseos apenas se entrecruzan y huyen en busca de algo más verdadero y consistente. Sin embargo, no caen en el desaliento y siguen buscándonos. Se empeñan en apoderarse de nuestro recuerdo más íntimo, le acunan para que no se sienta solo y perdido; son tan generosos que le nutren de esperanza.
Los relatos en otoño expresan deseos que se harán realidad. Aletean sobre nuestras vidas de una forma caprichosa; son como una espiral en el camino que siempre terminan en un invierno frío; frío como el desamor.Microrrelato de Ángel Silvelo Gabriel