· Equilibrio entre flexibilidad y firmeza. Es necesario establecer un marco de juego donde los límites vienen a ser las normas necesarias para poder vivir en comunidad. Ahora bien, el establecimiento de estos debe ser lo más negociado posible, válidos para todos (no sólo para los niños), flexibles y siempre argumentados. Se puede y se debe ser firme y amable a la vez, no es necesario levantar la voz ni enfadarse para recordar un límite o repetir un no. Un niño superdotado no acatará nunca algo que no tiene sentido para él.
· La comunicación emocional debe predominar por encima de cualquier otro tipo: hay que aprender a incluir dentro del lenguaje cotidiano las emociones porque son el motor de la mayoría de nuestras acciones y porque el manejo de este lenguaje es piedra angular para el desarrollo de la inteligencia emocional.
· Los padres tenemos que intentar funcionar como un equipo de trabajo, coherente y sólido. Los niños con Altas Capacidades son especialmente frágiles a nivel emocional por lo que la contención y la percepción de consistencia de quienes educan le van a proporcionar la seguridad de la que ellos carecen. El constante intento de adaptación a un mundo hecho a la medida del percentil cincuenta hace que soporten altos niveles de ansiedad y que necesiten de forma imprescindible apoyarse en unos padres que formen equipo, sin fisuras.
Educar no es adiestrar. Educar es estimular la construcción de las herramientas emocionales que les permitan alcanzar una vida adulta constructiva, significativa y libre.Hoy por hoy sabemos que el éxito se debe en un 70% a factores emocionales y sólo el 30% restante a factores cognitivos.
“Los niños superdotados son el fruto más hermoso del árbol de la humanidad. A la vez son los que corren más grande peligro, pues cuelgan de sus ramas más frágiles y con frecuencia se rompen”.
Carl G. Jung, médico, psiquiatra, psicólogo y ensayista suizo.
Publicado en El País: http://elpais.com/elpais/2017/03/23/mamas_papas/1490256914_614182.htmlPublicado en El País